La lectura de este informe muestra “numerosas contradicciones, incoherencias lógicas, un uso de testimonios dudosos y de pruebas no confirmadas”, denunció el ministro adjunto de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, a la agencia Interfax.
“A diferencia de nuestros interlocutores, que duermen y sueñan con este informe sólo para utilizarlo como un arma para sus propios objetivos geopolíticos en Siria, hemos estudiado tranquila y profesionalmente el contenido de este documento”, prosiguió.
Precisó que Rusia, aliada del régimen de Bashar al Asad, hará un “análisis” más completo del caso más adelante.
En un informe de la ONU publicado el jueves, los expertos se mostraron “convencidos de que la República Árabe Siria” era “responsable del uso de gas sarín en Jan Sheijun el 4 de abril de 2017”.
El ataque en esta ciudad de la provincia de Idlib, controlada entonces por rebeldes y yihadistas, causó 83 muertos según la ONU, y al menos 87, según la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Las imágenes de los habitantes, entre ellos numerosos niños, que agonizaban tras el ataque, dieron la vuelta al mundo y llevaron a la administración estadounidendense de Donald Trump a atacar la base aérea desde donde, según las potencias occidentales, se había lanzado la ofensiva sobre Jan Sheijun.
En la noche del 6 de abril, el ejército estadounidense disparó 59 misiles de crucero Tomahawk desde dos buques estadounidenses hacia la base de Al Shairat.
Estados Unidos, Francia y Reino Unido acusaron a las fuerzas del presidente sirio Asad de ser responsables del ataque con gas sarín, pero Damasco siempre desmintió cualquier implicación.
Rusia asegura que el gas sarín hallado en la localidad procedía de la explosión de un obús en el suelo y no de un bombardeo sirio.
A principios de septiembre, la Comisión de Investigación de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Siria acusó a las fuerzas sirias de ser responsables de ese ataque.