“He impartido instrucciones para que de inmediato se proceda con la coordinación necesaria con los estados de la Florida y Nueva York, a los fines de que lleguen a la isla brigadas y equipos” para restaurar la energía, dijo Rosselló al anunciar el fin del contrato con Whitefish.
La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) de Puerto Rico había concedido hace unos días el contrato de 300 millones de dólares a esta pequeña empresa de Montana, con limitada experiencia, integrada por solo dos personas y fundada hace apenas dos años.
El asunto levantó una amplia polémica en Puerto Rico y en Estados Unidos porque el director general de Whitefish Energy Holdings, Andy Techmanski, y el secretario estadounidense del Interior, Ryan Zinke, son oriundos del pequeño poblado Whitefish, en Montana, y se conocen, lo cual despertó sospechas de que el presidente Donald Trump hubiese podido influir en el multimillonario acuerdo.
La concesión fue defendida no obstante por altos responsables del gobierno de Rosselló y por el propio jefe de la AEE, Ricardo Ramos, que aseguraron que Whitefish no pedía un adelanto del dinero, como sí lo solicitaba otra empresa competidora.
Pero muchos no comprendían por qué la AEE, en vez de dar el contrato a Whitefish, no recurrió a los acuerdos de ayuda mutua que prevén la asistencia de trabajadores de emergencia de otras compañías eléctricas, como hizo por ejemplo el estado de Texas tras el huracán Harvey.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, manifestó el viernes que Zinke le aseguró personalmente al presidente que el otorgamiento del contrato a Whitefish fue una “decisión local efectuada por las autoridades puertorriqueñas”, y que el gobierno federal no tuvo nada que ver con ella.
Al momento se desconoce si la abrupta cancelación del acuerdo conlleva penalidades para el gobierno puertorriqueño.
Cuando el huracán María hizo trizas la isla de 3,4 millones de habitantes el 20 de septiembre pasado, el sistema eléctrico, que ya era endeble, quedó totalmente destruido. A poco más de un mes del huracán, el 80% de los puertorriqueños siguen sin energía y se estima que la restauración total de la red eléctrica llevará meses.