“A esta altura de los acontecimientos estoy persuadida de que mi permanencia en el cargo redunda en decisiones que afectarán de manera sustancial la autonomía del Ministerio Público Fiscal”, dijo Gils Carbó en su carta de renuncia a Macri.
Como balance de sus 20 años como funcionaria de la institución dijo que la transformó “a la altura de los tiempos en materia de política criminal, con perspectiva de derechos humanos y acceso universal a la justicia”.
El presidente argentino había declarado que la ahora exprocuradora tenía una “manifiesta militancia kirchnerista”, en referencia a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015).
“Ha usado ese lugar para detener, demorar y enturbiar las investigaciones de hechos de corrupción de la gestión anterior y crear sistemáticamente imputaciones al Gobierno con los fiscales que designó”, dijo en julio Macri.
Una fiscal que depende de la exprocuradora había impulsado una denuncia por corrupción contra Macri por un acuerdo que perdonó una deuda de casi 4.000 millones de dólares que las empresas de su familia mantenían de los años en que tuvieron la concesión del Correo estatal (1997-2003).
Gils Carbó, de su lado, ha sido encausada este año por “administración fraudulenta” por la compra de un inmueble para el ministerio fiscal.
El ministro de Justicia, Germán Garavano, dijo el lunes en rueda de prensa que “era necesario un cambio en la Procuraduría”. “Valoramos que dé un paso al costado”, dijo Garavano.