Un centenar de obreros se encontraba en el lugar en el primer derrumbe en este sitio ubicado en Punggye-ri (en una zona montañosa del norte del país), que sufrió un segundo hundimiento cuando se realizaban las operaciones de auxilio, elevando el probable balance a unos 200 muertos, según Asahi, que citó a fuentes norcoreanas no identificadas.
Este drama tuvo lugar algunos días después de la sexta -y última hasta la fecha- prueba nuclear realizada por el régimen de Pyongyang, el 3 de septiembre, que reivindicó entonces un ensayo exitoso con una bomba de hidrógeno.
El mismo provocó un fuerte temblor sísmico (de magnitud 6,3), en tanto los expertos ya habían advertido que las pruebas subterráneas podían causar un derrumbe de la montaña y fugas radioactivas hacia la atmósfera.
La explosión del 3 de septiembre provocó deslizamientos de tierra en la zona y alrededores, según imágenes tomadas por satélites al día siguiente.
Habitualmente, Corea del Norte no reconoce oficialmente la existencia de accidentes graves en su territorio, sobre todo si están vinculados a su programa nuclear.
En Corea del Sur, Lee Eugene, un portavoz del ministerio de la Unificación, declaró lacónicamente: “tenemos conocimiento de esa información, pero no sabemos nada al respecto”.