José Manuel García, de 36 años, y Jesús Iván Quezada, de 29, fueron condenados por el asesinato del agente migratorio Jaime Zapata durante un ataque a balazos cometido en 2011 en San Luis Potosí, a unos 400 kilómetros al norte de Ciudad de México.
En el ataque también resultó gravemente herido otro agente migratorio estadounidense, Víctor Ávila.
El caso constituyó el primer asesinato de un agente federal estadounidense en territorio mexicano y desató una intensa investigación en los dos países.
García y Quezada, finalmente, fueron extraditados por México a Estados Unidos para que respondan ante la justicia, junto con otros cinco implicados que ya asumieron su culpa y cuya condena será anunciada el martes.
De acuerdo con las investigaciones, los sicarios tenían ese día la misión de robar vehículos que serían utilizados en operaciones de Los Zetas.
Al mismo tiempo, los agentes Zapata y Ávila viajaban hacia Ciudad de México en una misión oficial a bordo de una camioneta blindada, cuando fueron interceptados por los sicarios.
En el intercambio de disparos, los sicarios utilizaron fusiles de asalto tipo AK-47 y AR-15. Zapata, de 32, murió en el acto, y Ávila, de 38, fue gravemente herido.
“Mientras trabajaban en nombre de nuestro país, fueron ametrallados en un intento de robo de vehículos por sicarios del cartel de Los Zetas”, afirmó la fiscal asistente Jessie Liu.
La justicia estadounidense, añadió Liu, “nunca ha olvidado lo que ocurrió a estos dos héroes estadounidenses en una emboscada en una autopista mexicana hace más de seis años”.