Falta de brillo en la piel: durante las relaciones sexuales los poros se dilatan, facilitando la eliminación de toxinas e impurezas. Por este mismo motivo, la falta de sexo suele imprimir en la dermis un tono opaco y apagado.
Insomnio: las dificultades para conciliar el sueño pueden señalar la necesidad de aumentar la frecuencia sexual. Las relaciones sexuales suben los niveles de oxitocina, hormona que se encarga, entre otras cosas, de regular los ritmos de descanso y vigilia.
Migraña: diversas investigaciones han demostrado que el sexo ayuda a superar dolores de cabeza y migrañas. Por otro lado, su falta, puede generar estos mismos síntomas.
Estrés: la falta de actividad sexual repercute profundamente en el humor de los afectados. Cuanto más tiempo sin sexo, mayores serán los síntomas de estrés, irritabilidad y pesimismo.