En Jerusalén, donde cada centímetro se pelea y los cementerios están superpoblados, se están construyendo unas gigantescas catacumbas judías bajo tierra que albergarán veintidós mil tumbas para que la ciudad “sea de los vivos y no de los muertos”, como explican sus responsables.
El primer cementerio subterráneo moderno en Israel es un túnel excavado bajo elcementerio Herzl, el mayor de la ciudad, en el barrio jerosolimitano de Givat Shaul, donde las tumbas yase salen del recinto asignado al camposanto y son más de ciento cincuenta mil.
Allí reposan los restos de los premios Nobel de la Paz y Simón Peres e Isaac Rabin, de la primera ministra Golda del fundador del sionismo moderno, Theodor Herzl, y de otros líderes del país, ubicados en la parcela de los Grandes Líderes de la Nación.
El complejo subterráneo tendrá doce túneles por los que transitarán los vivos visitando a los muertos, y contará con tres pisos, ascensores, ventilación, una iluminación suave y hasta un museo.
Esperan terminarlo en unos seis años pero algunas las más de veinte mil tumbas proyectadas ya están reservadas y podrán ser utilizadas en 2018.