Tras una negociación de varios meses, los Museos Vaticanos entregaron este sábado oficialmente al Estado de Ecuador una “tzanza”, el cráneo reducido de un guerrero de la tribu amazónica Shuar, que formaba parte de la colección del museo.
La entrega de la pieza etnográfica fue organizada con ocasión de la primera visita al Vaticano del presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, quien fue recibido poco antes por el papa Francisco en su biblioteca del palacio apostólico para una audiencia privada.
La devolución de una pieza histórica es un gesto poco común por parte del museo, que posee una de las mayores colecciones de arte y arqueología del mundo.
La pieza, que nunca fue exhibida por el Vaticano, es una suerte de trofeo de guerra para el pueblo indígena Shuar, que momificaba y conservaba las cabezas de sus enemigos.
El sorprendente ritual de los Shuar, mejor conocido como el pueblo de los jíbaros, permitía reducir la cabeza de un humano adulto al tamaño de un puño.
Denominados “jíbaros” por los conquistadores españoles, su verdadero nombre es Shuar y son aún hoy en día uno de los grupos étnicos más importantes de la región amazónica.
La pieza llegó a los museos pontificios a través de un misionero en el año 1925 y jamás ha sido expuesta, reiteraron fuentes vaticanas.
El intercambio se acordó en Quito
Delegados del Vaticano, representantes del sector etnográfico y el ministro de Cultura y Patrimonio del actual Gobierno ecuatoriano, Raúl Pérez Torre, se reunieron en agosto pasado en Quito para acordar el intercambio.
Considerada una pieza del patrimonio nacional, quitar y reducir la cabeza del enemigo, así como de los propios sabios, es considerado por esa población como un gesto simbólico.
Según los estudios, los guerreros de la tribu le quitaban la cabeza al enemigo y luego la reducían para que el espíritu de este último no pudiera volver.
Los Shuar también reducían la cabeza de sus sabios con el fin de guardar sus conocimientos, mantener su espíritu dentro de la tribu, retener el alma.
El complejo proceso de reducción de la cabeza también ha sido estudiado, ya que la cabeza era despellejada rápidamente y hervida hasta reducirse en un 50%. Luego se dejaba secar, tras lo cual se limpiaba hasta quedar piel y cabellos, a los que posteriormente cosían piel y nariz.
La “tzanza” será entregada al Museo Etnográfico de Pumapongo, en la ciudad ecuatoriana de Cuenca (sur).
Con información de AFP