Un hombre, de 45 años, había llegado a visitar a su mamá, pero como no respondía el timbre y la puerta estaba cerrada por dentro, terminó ingresando por una entrada que había en la parte de atrás de la vivienda.
Al ingresar descubrió a su progenitora de 66 años agonizando, en medio de un “charco de sangre”, por lo que de inmediato llamó a los servicios de emergencia, de la ciudad de Rosario, Argentina.
Para el momento en que llegaron los paramédicos, Gladis Santa Cruz, había fallecido.
Capturado
Los resultados preliminares de la autopsia pusieron tras las rejas al hijo de la fallecida, pero todo fue un error.
El primer informe de los forenses señalaba que Santa Cruz presentaba politraumatismo y fracturas en la cara y el cuerpo; la conclusión fue que había sido víctima de una paliza y el sospechoso lógico era su propio hijo.
La jueza Mariela Minetti le dictó prisión preventiva por 25 días por el delito de homicidio agravado, llegó a estar preso durante los siguientes tres días, hasta que recibieron la autopsia definitiva.
La muerte de la mujer no obedeció a una golpiza sino a una caída y su hijo fue puesto en libertad.