En pleno centro de Buenos Aires, decenas de bailarines dieron este jueves una clase abierta de ballet clásico para protestar por el cierre de su compañía Danza por la inclusión, que este año quedó fuera del presupuesto del ministerio de Cultura.
Con los tradicionales tutús o con camisetas que decían “No al cierre del Ballet Nacional Danza”, los bailarines presentaron un espectáculo de dos horas en la tradicional avenida Callao, ante la mirada curiosa de los pasantes.
La compañía Danza por la inclusión, bajo la dirección de Iñaki Urlezaga, está integrada por unos sesenta bailarines clásicos. Creada en 2013, la agrupación ofrecía presentaciones y clases gratuitas.
El ministerio de la Cultura decidió a principios de este año cesar su financiamiento, de unos 30 millones de pesos anuales (cerca de 1,5 millones de dólares).
“Esta puerta que se cierra hoy, cierra muchas otras puertas para quienes se están formando actualmente. El ballet siempre ha sido elitista”, lamentó la bailarina Nadina Stroker, al evocar las clases de danza que se dictaban en el interior del país.
“Es una carrera que lleva muchos años de formación y de experiencia, y son muy acotadas las posibilidades en este país”, refirió la también bailarina María Cambero.
En 2017, la compañía había presentado La traviata y El lago de los cisnes.
En Argentina funcionan varias compañías de danza clásica y folklórica. Su cuerpo de ballet más conocido es el del teatro Colón de Buenos Aires.
AFP.