Hoy me puse a recordar la época de colegio y fue inevitable recordar los famosos castigos con los que algunos “maestros” utilizaban como método para imponer disciplina.
Todos los niños son y serán inquietos, unos con mayor hiperactividad que otros, los hay bien portados (o reprimidos) chingones, chistosos, chillones, consentidos, creativos, deportistas etc.
Muchos de los niños de mi generación (auuuuuuu) sobrevivimos a los castigos, muchos de ellos, sacados de los sentimientos más macabros de esos maestros que sin duda vivieron mal amados, mal queridos.
De que lugar más oscuro del corazón y que tan retorcida estaría la mente de los maestros que hincaban a niños en granos de maiz, frijol o piedras.
Recuerdo que en el colegio donde estudié la primaria, (de la orden de padres Somascos) había cada maestro que hmmmm. Todos eran expertos en el castigo de los reglazos: Palma abierta, con los dedos juntos haciendo un volcancito, en las nalgas y hasta en las pantorrillas.
Otros castigos consistían en sacarte de la clase, pararte en el corredor para que pasara el “Padre” director y te llevará a la dirección.
Otros maestros más osados nos sacaban a la cancha de básquetbol, bajo el sol, levantando y sosteniendo la mochila o el escritorio, peor que cuartel militar.
Pero el odio más grande era ponerle orejas de burro a un compañerito, enviarlo a una esquina y hacerlo sentir tonto.
Y tú, a que castigos tuviste que sobrevivir?
JJ Barrios.