El secretario de Estado saliente Rex Tillerson, despedido sin contemplaciones la semana pasada por Donald Trump después de meses de rumores sobre sus malas relaciones, se despidió el jueves de Washington, a la que calificó de ciudad “malvada”.
Al igual que en su declaración de prensa el 13 de marzo, día de su despido a través de un simple tuit presidencial, el futuro exjefe de la diplomacia estadounidense no dedicó ni una palabra a Trump en su discurso, largamente aplaudido por el personal del departamento de Estado, que vino a saludarlo al hall de entrada.
Preocupación en Canadá por la salida de Tillerson del Departamento de Estado.
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“Querría pedir a cada uno de ustedes que cada día tengan un gesto amable hacia alguien. Estamos en una ciudad que puede ser muy malvada”, afirmó, interrumpido por risas y aplausos. “Pero ustedes no están forzados a participar en ese estado de ánimo”, agregó emocionado.
El expresidente ejecutivo del gigante petrolero ExxonMobil, un novato en política, no cesaba de repetir durante su año en funciones, que era nuevo en Washington, para desmarcarse de los enredos políticos de la capital.
Antes de volver a su hacienda en Texas, Tillerson, de 65 años, seguirá siendo técnicamente secretario de Estado hasta fines de marzo, aunque delegó toda responsabilidad pública y política en su asistente John Sullivan, a la espera de la confirmación por el Congreso de su sucesor designado por Trump, el director de la CIA Mike Pompeo, que no se producirá en todo caso antes de abril.
Con información de la AFP
Trump sustituye a secretario de Estado Tillerson por el jefe de la CIA Pompeo.
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