El superávit comercial de China con Estados Unidos, en el centro de fuertes fricciones comerciales, volvió a aumentar en el primer trimestre, a pesar de que en marzo el gigante asiático registró un déficit excepcional en todo su comercio exterior.
El desequilibrio de intercambios entre las dos primeras potencias económicas mundiales se agravó en el primer trimestre, con un aumento del superávit chino del 19,4% en comparación con el mismo periodo del año pasado, según Huang Songping, portavoz de la Aduana china.
Este desequilibrio creció de manera acelerada: en 2017 fue del 10% para alcanzar el monto récord de 275.800 millones de dólares según las cifras chinas (375.200 millones según Washington).
El presidente estadounidense, Donald Trump, denuncia esta cifra abismal y la imputa a las prácticas comerciales “desleales” del régimen comunista. Ha exigido a Pekín que la reduzca de “100.000 millones de dólares”.
El espectro de una guerra comercial se acercó la semana pasada con la amenaza de Washington de imponer aranceles por 150.000 millones de dólares a las importaciones chinas, mientras que Pekín detalló represalias proporcionadas.
“No buscamos deliberadamente el excedente comercial, la situación actual refleja el estado del mercado, la división de las estructuras económicas y la competitividad industrial diferente”, dijo Huang Songping en conferencia de prensa.
China “espera que Estados Unidos escuche la voz de la razón y del pragmatismo”, insistió Huang, recordando que Pekín “no desea” una guerra comercial.
Estados Unidos es el segundo socio comercial de China luego de la Unión Europea (UE): el intercambio comercial entre los dos países subió 13% durante el primer trimestre, a 142.000 millones de dólares.
– Déficit efímero –
El excedente chino con Estados Unidos cayó en cambio a 15.400 millones de dólares en el mes de marzo, una contracción en relación a los 21.000 millones de febrero, y de un 12% en relación a marzo de 2017, según las estadísticas de la aduana publicadas el viernes.
Al mismo tiempo, China registró el mes pasado un déficit totalmente inesperado de 4.980 millones de dólares para el conjunto de su comercio exterior, luego de un excedente de 33.700 millones de dólares en febrero.
Se trata del primer déficit comercial del país desde hace más de un año.
Este giro en la balanza comercial se explica primero por la caída imprevista de las exportaciones chinas, en contracción de 2,7% en comparación a marzo pasado, y desmintiendo las anticipaciones de los expertos sondeados por Bloomberg (+11,8%) y lejos del 44% del mes anterior.
Al mismo tiempo las importaciones chinas crecieron 14,4% (contra 6,3% en febrero), que coincide con el periodo en que se levantan las restricciones para limitar la contaminación ambiental a fines del invierno, por lo que se acelera la actividad.
En estas condiciones “el déficit comercial es un fenómeno efímero, no una nueva norma” advirtió Iris Pang, analista de ING Groep, citada por Bloomberg.
“La demanda interior e internacional se mantiene relativamente bien” y el habitual excedente colosal de China “debería volver en abril”, ahondó Evans-Pritchard.
Pero la foto podría “evidentemente” oscurecerse “con una escalada de tensiones comerciales que llevaría a imponer barreras arancelarias” advierte.
Los últimos días, el tono es más conciliador. El presidente chino Xi Jinping prometió el martes en un discurso una “China más abierta” y una reducción de los aranceles aduaneros a los coches importados.
Pero el jueves un portavoz del ministerio de Comercio chino recordó que no se inició con Estados Unidos “ninguna negociación” por falta de “sinceridad” de Washington.
“Con China tenemos discusiones formidables”, aseguró Trump por su parte, repitiendo que impondrán aranceles por “50.000 millones de dólares, y luego por 100.000 millones. Sabe, en algún momento les faltarán municiones”.