La increíble historia de dos reclusos que compartían nombre, prisión y rasgos físicos.
En el año 1903 un hombre llamado Will West fue detenido por un crimen menor y trasladado a la penitenciaría de Leavenworth, Kansas en Estados Unidos. Mientras se realizaba el proceso normal de ingreso de los reclusos, los oficiales notaron algo extraño.
Al fotografiarlo y tomar sus datos personales, a los empleados les resultaba bastante familiar la cara del detenido. Uno de ellos le preguntó si ya había estado antes en prisión pero él lo negó de forma tajante.
Los oficiales no muy convencidos comenzaron a revisar el registro de los reclusos y hallaron que existía un hombre que también se llamaba William West y que lucía como su hermano gemelo.
La única diferencia notable era que el Will West que ya estaba preso, cumplía cadena perpetua por asesinato.
El incidente hizo que las prisiones tomaran medidas diferentes para identificar a los prisioneros, ya que no bastaba con las fotografías, medidas y datos. Así fue como desde 1903 las huellas dactilares comenzaron a utilizarse como el principal método de identificación.
Cuando los oficiales compararon las huellas de Will West que recién llegaba a prisión, con el West que tenía ya dos años allí, fue cuando realmente confiaron en que no se trataba de la misma persona.