Entre miles de carteles con imágenes de Fidel, Raúl y el Che Guevara, emergen algunos con la de Miguel Díaz-Canel. El nuevo presidente de Cuba es poco conocido por quienes participan del desfile del 1 de mayo, pero confían en que será un continuador de la revolución socialista.
Díaz-Canel arribó junto a su antecesor, el general Raúl Castro, a la Plaza de la Revolución de La Habana, donde lo aguardaban unas 900.000 almas para la marcha por el Día del Trabajador, su primera actividad multitudinaria desde que asumió el poder en un histórico cambio de mando el 19 de abril.
“Tenemos un presidente que sigue los legados de todos los que han combatido por la revolución y por esto es una fiesta. Así se vive en Cuba. Viva Fidel”, dijo Onelia Contreras, una trabajadora del sector Salud de 59 años, luciendo un sombrero y portando una bandera de Cuba.
El desfile estuvo presidido por Raúl Castro, en su condición de primer secretario del gobernante y único Partido Comunista (PCC) y enfundado en su uniforme de general. Díaz-Canel, por su parte, saludado por el maestro de ceremonias después de Raúl, vestía una camisa blanca y la gorra de béisbol de la selección cubana.
Confianza en el sucesor
“Creo que fueron muy sabios a la hora de decidirse por Díaz-Canel como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros”, dijo el veterinario Normando García, de 62 años, en medio del desfile. “Dirigí la juventud comunista con Díaz-Canel (…) Es un baluarte importante de la revolución”, agregó.
En seis décadas de gobierno de los hermanos Castro, a sus 58 años Díaz-Canel es el primer presidente nacido después de la revolución y que no luce en sus hombros galones militares. El propio Raúl confesó que lo habían preparado para esta tarea.
Díaz-Canel deberá continuar con las reformas económicas -tras décadas bajo un modelo soviético- y hacerse cargo de algunas tensiones por la escasez de divisas, combustible y malas gestiones administrativas, como se reconoció en su primera sesión de Consejo de Ministros.
Desde la tribuna de honor, instalada al pie del monumento a José Martí, Raúl y Díaz-Canel veían por la avenida Paseo un río humano con trabajadores de construcción, salud, telecomunicaciones, estudiantes y jubilados al ritmo de tambores y de consignas socialistas. Como telón de fondo estaba el rostro de Ernesto Che Guevara que cubre el edificio del ministerio del Interior.
Banderas de Venezuela en respaldo a Nicolás Maduro -aliado de Cuba-, fotos del fallecido Hugo Chávez, y pancartas pidiendo la libertad del expresidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silva adornaban el desfile.
Niños vestidos como soldados -uno de ellos con la barba al estilo Fidel Castro, líder de la revolución cubana- eran llevados por sus padres en hombros.
El orador Guilarte también se refirió a las tensiones con el gobierno de Donald Trump, que han afectado las relaciones con Estados Unidos, reanudadas en 2015, bajo la administración de Barack Obama, dejando atrás cinco décadas de confrontaciones.