Cerebro y corazón tienen una relación simbiótica, no pueden vivir uno sin el otro. El corazón le lleva sangre con oxígeno y nutrientes al cerebro para que despliegue la fabulosa función como una de las estructuras más complejas del universo. El cerebro inerva al corazón por intermedio de señales nerviosas que transmiten funciones, como incrementar la frecuencia de latidos, o comunicarle estados de ánimo, como ira, depresión, hostilidad, euforia o alegría. Esto ha generado que el corazón se transforme, a lo largo de la historia de la humanidad, en la sede de las emociones. (Infobae, 2015)
El cerebro y el corazón se mantienen en una relación peculiar. Averigua si los tuyos son enemigos, mejores amigos o, quizás tal vez, almas gemelas ¡Vamos a descubrirlo!
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