“Icilma Cornelius estaba a punto de casarse y quería que el vestido de novia le quedara perfecto. Por eso, en 2016 decidió acudir a una cirujana plástica para que le realizara una liposucción y una reconstrucción abdominal. Sin embargo, algo salió mal y tras haber estado en la mesa de operaciones durante ocho horas, su corazón se detuvo. Aunque sobrevivió, quedó con un daño cerebral permanente”.
Este fue uno de los casos que narró el juzgado de Estados Unidos tras las continuas demandas a una cirujana de Atlanta. Windell Boutte fue acusada de provocar daños de diversa gravedad a sus pacientes.
El caso se agravó luego de que se dieran a conocer varios videos en donde la cirujana aparece bailando en la sala de operaciones junto a sus pacientes, incluso mientras les hacía incisiones.
“No puedes presentar a un paciente de una manera más indigna”, afirmó Susan Witt, la abogada que representa a una de las víctimas de Boutte, quien enfrenta siete demandas por negligencia.