Un grupo de jamaiquinos se enfrenta al desafío de prepararse para un deporte que desconoce y en un clima que jamás conoció. El argumento de la película “Jamaica bajo cero” – Cool Runnings en Estados Unidos– la transformó en un absoluto éxito. Aunque no fue más que la réplica de la esencia de un evento histórico: el debut de la pequeña isla caribeña en una disciplina exótica para ellos como el Bobsleigh.
En 1988, un equipo jamaiquino representó a su país en la competencia de trineos de los Juegos Olímpicos de Invierno de Calgary (Canadá) y generó un auténtico furor. Disney tomó su historia y la inmortalizó –con ciertas licencias– en la película que rompió las taquillas en 1993. Fue uno de los tres países sin tradición en deportes de nieve que participó ese año en esta disciplina junto con México y Nueva Zelanda.
Todo comenzó con la fantasía que se plantearon dos dirigentes políticos de peso en Jamaica: el agregado comercial de la embajada de Estados Unidos en Kingston George Fitch y su amigo, el coronel Ken Barnes –padre de quien fuera entrenador de la selección de fútbol de ese país en 2008–. La intención era demostrar que los deportistas de gran rendimiento pueden adaptarse a cualquier disciplina. La utópica idea comenzó a tomar forma un año antes de la competencia. “Dije: ‘Tienes grandes atletas y un gran atleta debería poder hacer cualquier deporte'”, rememoró tiempo después Fitch.
Por casualidad, Fitch se cruzó con una carrera de unos trineos con ruedas en la Blue Mountains, donde está ubicado el pico más alto de ese país. Creyó ver una similitud en los movimientos entre esa disciplina y el bobsleigh. La tarea de contactar gente fue más compleja de la esperada: ningún deportista local quería arriesgar su físico a poco de disputarse los Juegos de verano en Seúl. La incursión de su amigo militar terminó siendo fundamental para que el proyecto no quede trunco.
De las filas del Ejército local salieron los protagonistas de una historia épica: Mike White, Devon Harris y Dudley Stokes. Cada uno tenía su especialidad. Los dos primeros eran encargados de darle velocidad al trineo, mientras que Stokes, piloto de helicóptero, debía comandar una nave que puede llegar a alcanzar una velocidad de 150 kilómetros por hora en los estrechos pasadizos que conforman la pista.
Al concluir la presentación en los juegos olímpicos solo querían salir de la vista del público y dejar de ser el centro de atención tan rápido como pudieran, agregó sobre aquella incursión que los dejó en el fondo de la tabla por descalificación.
Rápidamente un grupo de ejecutivos de Hollywood se interesaron en la historia y compraron los derechos para realizar lo que luego fue “Jamaica bajo cero”. Fitch no tuvo ningún tipo de control sobre el guión y no quedó conforme: “Escribieron lo que querían escribir. Alrededor del uno por ciento es verdadero. El choque, todo lo demás es ficción”. Devon Harris, sin embargo, reconoció que ama a la película porque “inmortalizó” al equipo.