Managua – Decenas de personas comenzaron a acercarse a la capilla ardiente para despedir al cardenal emérito de Nicaragua Miguel Obando y Bravo, fallecido este domingo a los 92 años, cuyo legado debe encaminar al país a buscar la senda de la paz.
El cadáver del eclesiástico, que está presente en el auditorio de la Universidad Católica Redemptoris Máter, UNICA, en la que rigió como presidente fundador, recibirá sepultura el lunes en el campus de esta casa de estudios, después de una misa tempranera en la Catedral Metropolitana.
Al féretro, rodeado de flores y varias monjas que tienen la mirada perdida, se acercaron diferentes personalidades, entre las que estuvo el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, quien dijo que Obando, que forma parte de la historia del país, seguirá iluminando los caminos de la paz.
“Él, desde el cielo, seguirá orando junto al Señor por este pueblo de Nicaragua, al que él dio gran parte de su vida”, destacó el cardenal sobre un hombre que recorrió las aldeas más recónditas y de hecho estaba en la profundidad de las montañas de Matagalpa, en el norte del país, recorriendo parroquias rurales a lomo de mula cuando recibió la información de su nombramiento de obispo auxiliar de la Diócesis de Matagalpa el 31 de marzo de 1968.
Legado histórico
También el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, que destacó el “legado histórico” que ha dejado en Nicaragua, señaló que Obando estará “rogando ante el Padre para que encontremos caminos de Justicia y de paz en nuestra patria”.
Por su parte, la diputada nicaragüense en el Parlamento Centroamericano Doris Tijerino dijo que se trata de una pérdida “invalorable” y agregó que el prelado siempre ha acompañado al pueblo en la lucha por alcanzar la paz, incluso durante la dictadura de Somoza.
“Toda su vida la dedicó al servicio del pueblo y nosotros los sandinistas somos el mejor testimonio de toda su acción”, acotó. Mientras el exprodurador Francisco Fiallos destacó su lucha y su capacidad para arriesgar incluso su vida.
“La cosa que me llamaba especialmente la atención de su eminencia es la lealtad como amigo. Era un gran amigo. Yo tuve amistad con él, esa especial relación”, enfatizó Fiallos.
Su gran amor por Nicaragua
Y es que a su juicio, una de sus grandes virtudes era su amor por Nicaragua y su gran lección es la fidelidad: “El legado fundamental es una cosa importantísima, una especie en extinción, la amistad leal”.
Obando y Bravo, quien fue declarado “Prócer de la Paz y la Reconciliación” de Nicaragua por la Asamblea Nacional en 2016, falleció a las 03.48 hora local de este domingo.
El cardenal nicaragüense, un polémico líder de la Iglesia católica, fue presidente de la Comisión de Verificación, Reconciliación, Paz y Justicia del Gobierno sandinista y fue condecorado hace seis años por el presidente Daniel Ortega con la orden de la independencia cultural Rubén Darío.
Con información de agencia EFE