La morfología de los restos de unas mandíbulas humanas del Pleistoceno tardío, que terminó hace aproximadamente 10 mil años, sugiere que los principales alimentos en esa época en el sureste asiático eran la carne seca y la planta de palma, según un estudio publicado hoy por la revista PLOS.
Estos restos humanos, hallados en 1957 en las cuevas de Niah (Malasia) y revisados ahora por un equipo de investigación australiano, apuntan a que los humanos de entonces tenían que hacer frente a alimentos “muy duros”.
“Estos primeros humanos modernos aparentemente se adaptaron a una vida difícil en los bosques lluviosos tropicales con sus cuerpos muy pequeños y sus mandíbulas sólidas para masticar alimentos realmente difíciles”, dijo el autor principal, Darren Curnoe, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia).
Curnoe y sus colegas examinaron tres mandíbulas humanas que fueron excavadas previamente en la zona oeste de las cuevas Niah, un sitio arqueológico muy estudiado en las últimas décadas.
Utilizando técnicas de datación de uranio, los investigadores estimaron que una de las mandíbulas tiene unos 30 mil años, mientras que las otras dos tienen entre 11 mil y 10 mil años.
La mandíbula más antigua de las tres es más pequeña y más robusta en comparación con otras mandíbulas del Pleistoceno tardío, lo que sugiere, según los autores, que estaba sujeta a la tensión que podría haber sido causada por el consumo de carnes secas o plantas de palma, una dieta que ha sido identificada previamente.
Los investigadores concluyeron que su estudio ayuda a dar una idea de la dieta de esos humanos que poblaban los bosques tropicales del sudeste asiático.
EFE