Y puede que vos lo estés negando, pero sabes perfectamente que te gusta el chisme mas cuando viene de buena fuente.
1. A mayor nivel de estrés, mayor gusto por el chisme
“El chisme, es una noticia verdadera o falsa que se usa para hablar mal de alguien y conlleva una o varias palabras negativas. Porque si el chisme fuera algo positivo, se le llamaría comentario sin importancia de algo que sucedió. El chisme viene de nuestra parte mental y nos hace sentir bien, porque estamos estresados. A mayor nivel de estrés, mayor gusto por el chisme”, explica Olivares.
Ajajá, usted y yo estamos tan estresados que por eso los programas o revistas de espectáculos y de política tienen éxito. Es decir, buscamos liberar nuestro estrés a costa del prójimo, pero, ¿lo logramos? “No, la gente se estresa más. De hecho, una mala información o una información falsa, genera pleitos entre la gente que discute un chisme”, abunda Olivares.
2. El chisme en busca de consuelo
En un chisme siempre hay dos o más versiones, incluso hay una versión que es la verdad o se acerca a la verdad. Pero, ¿han notado que preferimos la versión más mentirosa? “Eso sucede porque la gente prefiere la fantasía, porque eso nos eleva la autoestima. Al soñar o fantasear, nos dan ganas de hacer cosas mejores por nosotros mismos. Es una combinación de fantasía, ignorancia y querer elevar nuestra autoestima. Es darle rienda suelta a tu imaginación, que es producto de la soledad. De hecho, la gente usa el chisme para buscar un consuelo, desean que alguien vaya detrás de él, porque es ver la desgracia del otro. Decimos: ‘mira ese está peor que yo, pobre”, asegura Olivares.
3. Chismosa… ¡tú!
Ya me acostumbré a que en una reunión, la gente me presente como “la chismosa”. Aunque en esas reuniones, he cachado a gente que sabe más de los famosos que yo misma que los he entrevistado. ¿Qué les da valor para negar su condición de chismosos?
Olivares responde: “No lo aceptan, pero se la pasan en el chisme o viendo programas de chismes. Si te gusta estar viendo qué hace el de al lado o el famoso, o el político, ¡te gusta el chisme! Cuando la gente común interactúa con alguien de un rango superior o una celebridad y lo ‘chismean’ eso les da status, les eleva la autoestima y los hace sentir mejor. Por eso el chisme nos hace sentir mejor”.
4. Los hombres son más chismosos…
Las mujeres tenemos la mala reputación de ser chismosas. Sin embargo, no es así. Si de chismear se trata, los hombres nos ganan y Olivares nos dice el porqué: “por naturaleza la mujer es prudente. El hombre, no. De hecho, el hombre adereza con mentiras su chisme porque tiende a fantasear. Tenemos la fama de ser chismosas porque hablamos entre amigas y con la gente que nos rodea. Los hombres a lo largo de su vida escuchan a sus abuelas, madres, hermanas, tías, primas, etcétera, hablar de alguien y dicen: ‘ya están de chismosas’, pero lo que no saben es que de ese círculo, la mayoría de las veces, no sale. En cambio ellos son más intrigosos, más imprudentes y razonan menos y por eso se convierten en cómplices. Entre ellos se hacen confesiones fuertes y se sienten comprometidos a profesarse lealtad. Las complicidades de los hombres son para emborracharse, para conquistar mujeres, para tranzar, para taparse infidelidades. En cambio, las mujeres no somos cómplices porque, o nos exhortamos para no hacer algo mal, o nos hacemos el fuchi y las eliminamos de nuestra vida. No las andas tapando”.
Con razón hay más hombres que mujeres como reporteros de espectáculos…
5. El chisme no discrimina género, nivel social o cultural
¿Es verdad que el chisme es para personas de baja autoestima, mal carácter y poco respetuosos? “Conozco personas educadas, de buen carácter y respetuosos y si llega alguien de menor jerarquía o menor nivel social o cultural a contarle un chisme, lo escucha. Jamás escucharás a alguien decir: ‘no me cuentes nada, no quiero saber nada’ y menos si el chisme se trata de esa persona. Es más, si es educado y de buen carácter, es un muy buen escucha”.
¿Ya ven? Todos vamos en el mismo barco, que nadie se intente bajar.
6. “Si no te lo digo, me muero”
Siempre que nos cuentan un chisme, nos advierten, ‘pero no se lo vayas a decir a nadie’. No obstante, se lo contamos a nuestro mejor amig@, y éste a su vez a su mejor amig@. ¿El resultado? ¡Todo mundo está enterado! ¿Cuál es la necesidad de contar el chisme?
“Somos seres emocionales y tenemos la necesidad de soltarlo. Si no lo hacemos, sentimos que algo nos aprieta, que algo se nos atora en el pecho. Sentimos que explotamos y al contarlo nos liberamos y la carga emocional es compartida. De hecho, si no existiera el chisme habría muchos suicidios, porque el chisme nos libera, nos quita estrés. Pero el chisme es un arma de doble filo. Así como nos liberó, cuando la curiosidad se convierte en morbo, nos genera un nivel mayor de estrés”, advierte Angélica Olivares.
En conclusión, el chisme cuando no es para ofender, agredir o lastimar a una persona, no es dañino. Es perjudicial cuando se quiere lastimar, causar daño emocional, agredir y esa persona no está preparada para ser víctima de un chisme. Todos somos chismosos profesionales y sabemos cuando un chisme lleva maldad, agrede o destroza y cuando sólo es para reír o pasar un buen rato. ¡Bienvenido al club!