Tras ver en Luis Miguel, la serie la “cura” que Luis Rey recetó a su hijo adolescente para definir su tono de voz, muchos fans se han preguntado si es un método válido para liberar testosterona y por lo tanto, darle un tono más grave a la voz masculina. Las relaciones sexuales previas a una actuación o a un evento deportivo suelen estar prohibidas, ya que se cree que afectan el desempeño, pero ¿qué dice la ciencia en cuanto a los cantantes? ¿era Luisito Rey un pionero de la medicina para artistas?
La Dra. Susan M. Hughes de la Universidad de Nueva York encabezó un estudio para definir todas las relaciones posibles entre la voz y la actividad sexual de los hombres. En su investigación grabó las voces de 149 estudiantes, mismos que llenaron un cuestionario sobre su vida sexual.
Posteriormente Hughes se dirigió a estudiantes femeninas para que calificaran el atractivo de las 149 voces que escuchaban. Las chicas involucradas otorgaban una calificación del 1 al 5 a las grabaciones, siendo 5 la calificación mayor (es decir una voz MUY atractiva).
La Dra Hughes encontró una relación muy peculiar: las voces más atractivas para las mujeres eran las más graves y pertenecían a estudiantes que manifestaron una actividad sexual más activa. No obstante. Hughes y su equipo descartaron que la voz grave fuera consecuencia de coitos regulares:
«Si bien la voz grave resulta mucho más atractiva para las mujeres, ésta no es consecuencia de la actividad sexual. La voz de un hombre se define por el tamaño de las cuerdas bucales, la boca y la lengua (…) La testosterona liberada en la adolescencia le da profundidad y aunque se puede potenciar con el consumo de ciertos medicamentos en la adultez, la única vía natural y permanente para definir la voz es mera genética».
Esto por supuesto contraría el método “natural” de Luisito Rey, ya que aunque Hughes recalcó en una parte de la investigación que la voz masculina sí puede volverse más grave después de eyacular, esto se debe más a una relajación física en general que a la liberación temporal de testosterona producida por el coito.
La historiadora de música Marianne Tråvén realizó una investigación respecto a lo cantantes castrato o castrati, cantantes infantiles muy populares hasta el siglo XIX que eran castrados a temprana edad para mantener el tono agudo de su voz hasta la madurez. Descubrió que a diferencia de los niños que tenían un desarrollo normal, en el caso de los castrati no importaba el tamaño de su boca, lengua o cuerdas bucales, al no liberar testosterona —a falta de testículos— no llegaban a conocer el verdadero potencial de su voz adulta.
Emma Rodero, investigadora y directora del postgrado de locución en radio y televisión de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, secunda a Hughes y no relaciona la expulsión de semen con el cambio de voz. Para ella también es algo natural y una cuestión de “suerte” que la genética otorga:
«El tono de la voz resulta de la frecuencia de las vibraciones de las cuerdas vocales (…) mientras menor sea la frecuencia en las cuerdas bucales habrá menos vibraciones por segundo y menor tensión, por tanto, se percibirá una voz más grave. El tono es la propiedad de la voz que permite clasificar el sonido en una escala de frecuencia tonal de más agudo a más grave. El tono depende de la longitud que presenten los pliegues vocales».
Rodero, como especialista en locución, sugiere un entrenamiento en micrófonos y cabinas si se quiere mejorar la voz. Esto tampoco respalda el “método Luisito” que cambia las cabinas de radio por las camas.
Sabemos que Luismi sigue siendo en la actualidad portador de una gran voz, pero gracias a estas expertas sabemos que fue más por genética y entrenamiento que al “regalo” que presuntamente le dio su padre en plena adolescencia.