Si no fueran por las fotografías, muchas personas no sabrían la realidad y la magnitud del conflicto que se vive en Siria desde hace ocho años. En los inicios, la Agence France-Presse (AFP) ha sido uno de los pocos medios internacionales que mantiene una cobertura constante en el lugar de guerra.
Muchos periodistas extranjeros y corresponsales independientes han perdido su vida o han sido secuestrados por tratar de mostrar la verdad al mundo acerca de Siria. Es por esto, que desde el 2013, la AFP decidió trabajar con “periodistas ciudadanos”: jóvenes sirios que querían mostrar lo que estaba sucediendo en su país y, para hacerlo, publicaban sus fotos en las redes sociales.
Muchas de las imágenes compartidas muestran un tipo de violencia insoportable, especialmente las de niños. Para la AFP es vital evitar cualquier tipo de manipulación, además de que deben verificar o autenticar las imágenes que salen de Siria. Por otro lado, difunden únicamente las que tienen un valor informativo y se atienen a los estándares estéticos requeridos. Por ende, eliminan las más duras. Y lamentablemente, éstas son muchas.
La meta del periodismo nunca debería ser el sensacionalismo, sino informar. Y eso significa mostrar, dentro de ciertos límites, el impacto del conflicto en las personas que viven en las zonas afectadas. Hoy en día, muchos ignoramos la labor admirable que estos corresponsales hacen, sin agradecer que gracias a ellos, durante años, hemos mantenido una ventana abierta en esta guerra interminable.
Trabajo fotográfico de Christian Chaise, director regional para Medio Oriente y norte de África