La represión de fuerzas del gobierno de Nicaragua contra protestas opositoras recrudeció este fin semana en vísperas de la reanudación de un diálogo que busca poner fin a la violencia que deja unos 200 muertos en poco más de dos meses, informó la agencia de noticias AFP.
El gobierno de Daniel Ortega y a la Asociación Cívica por la Justicia y la Democracia -de la sociedad civil- fueron citados para el lunes a las 10 horas por la Iglesia, mediadora del proceso, para discutir la propuesta de adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019.
En la misa dominical en la catedral de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes manifestó en su homilía que el papa Francisco está “muy preocupado” y “pendiente” de la situación de Nicaragua.
“Él está muy interesado en que el diálogo siga adelante porque solamente a través del diálogo se pueden solucionar los problemas”, subrayó Brenes, quien participa directamente en las conversaciones.
La reunión, cuya sede será el seminario interdiocesano en Managua, se realizará tras la violenta jornada de ataques de fuerzas policiales, parapoliciales y paramilitares contra barrios de la capital y de otras ciudades, que dejaron ocho muertos.
Entre las víctimas están un bebé de un año, un adolescente de 17 y dos jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde decenas de estudiantes están atrincherados.
Como parte del proceso de diálogo, este domingo llegarán a Managua técnicos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el martes funcionarios del Alto Comisionado de las Nacionales Unidas para los Derechos Humanos, a fin de indagar sobre los hechos de violencia.
– Elecciones en agenda –
Las protestas comenzaron el 18 de abril contra una reforma a la seguridad social, pero se ampliaron para demandar justicia y la salida del poder de Ortega, a quien acusan de instaurar, con su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo un gobierno autocrático.
“Es imprescindible (…) que (el gobierno) nos comunique oficial y formalmente su aceptación a la propuesta que, recogiendo los sentimientos de la inmensa mayoría de los nicaragüenses, le presentamos el 7 de junio”, subrayaron los obispos en un comunicado.
Ortega, un exguerrillero de 72 años que gobierna por tercer periodo consecutivo desde 2007, no ha respondido a la demanda, pero se dijo dispuesto a trabajar por la democratización del país.
Las pláticas fueron suspendidas tres veces, la última hace una semana porque el gobierno no había invitado a los organismos internacionales para verificar la situación de derechos humanos. Tres días después accedió.
El sociólogo Oscar René Vargas consideró que la represión el sábado fue una reacción al informe que dio el viernes la CIDH al Consejo Permanente de la OEA, que consigna 212 muertos, 1.300 heridos y más de 500 detenidos en los dos meses de “represión”.
“Cree (Ortega) que tiene chance de crear una nueva correlación de fuerzas” antes de que lleguen organismos internacionales humanitarios y se reanude el diálogo, según Vargas.
El gobierno rechaza los señalamientos de uso excesivo de la fuerza contra las propuestas y de violación de derechos humanos.
En la sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), el canciller Denis Moncada tildó al informe de la CIDH de “subjetivo, sesgado, prejuiciado y notoriamente parcializado”.
– “¡Que bajen las armas!” –
El cardenal Brenes había pedido el sábado al gobierno y a los grupos armados legales e ilegales “que no apunten el arma para quitarle la vida a un hermano”.
“Hago un llamado a que se bajen las armas, que puedan desaparecer, que en esas armas no exista ninguna bala” para “matar a un hermano”, clamó
en la homilía.
Varios gobiernos y organizaciones han condenado las acciones de las fuerzas combinadas del gobierno de Ortega, uno de los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que lideró la insurrección popular para derrocar al dictador Anastasio Somoza en 1979.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, condenó las muertes y pidió el “cese inmediato de toda forma de violencia y represión”.