Resulta que durante un estudio realizado a 50 personas de origen alemán que estaban intentando aprender holandés, les proporcionaron una bebida y después de ingerirla tuvieron una conversación con un holandés desconocido.
A la mitad de los participantes les dieron un tarro de cerveza con 5% de alcohol y la bebida de los demás no contenía alcohol, al paso del tiempo, dos nativos de Holanda, calificaron su habilidad para dominar el neerlandés de todos los participantes, además los jueces no sabían quién había bebido alcohol y quién no.
Los resultados fueron sorprendentes pues los que bebieron cerveza superaron a los demás competidores pues destacaban más su pronunciación.
La autopercepción no se vio modificada, pues les preguntaron a los alemanes que consumieron alcohol si se habían sentido más sueltos después de la cerveza y los germanos aseguraron que no, pero los holandeses si la notaron.
Llegaron a la conclusión de que, el alcohol ayuda para aumentar la confianza y reduce la ansiedad social pero también advierten que la dosis usada en la investigación fue muy baja y que en cantidades altas los efectos benéficos son imperceptibles.