Aún me duele, pero esas cosas que aprendí me ayudaron a mejorar, y aunque todavía no la olvido, al menos me siento mejor.
Entiendo qué significa la palabra “obsesión”.
He visto demasiadas películas y libros para saber cómo es, pero estoy seguro de que somos el uno para el otro. No quiero forzarla a que se quede conmigo y, cuando me dijo que definitivamente no quería nada, lo acepté, pero me cuesta trabajo pensar que no pasaré el resto de mi vida junto a ella. Pensé que se daría cuenta de ello, que éramos el uno para el otro, sin embargo, no sucedió así.
Pero aprendí bastante en el camino. Entendí cosas dolorosas y supe qué tan lejos llegaría para hacer que volviera. Éstas son algunas de ellas. Ya no me siento mal, sólo me falta aceptar que no era para mi, y que tengo que deshacerme de esto que llaman obsesión.
Aprendí que…
Que la palabras dulces no servirían de nada
Que recordarle el pasado sólo haría las cosas peores
Que sentiría la distancia entre nosotros, como un océano imposible de cruzar
Que llegaría a límites ridículos para atraer su atención
Que aceptaría salir con ella aunque no estuviera seguro de si volvería a besarme
Que iba a pasar tardes enteras tratando de reconquistar a una persona diferente a quien conocí
Que me sentiría aún más sólo que cuando me dejó
Que todas las noches me iba a culpar por no ser capaz de hacer que regresara
Que por mas que tratara de convencerme de que aparecería alguien más, no podría enamorarme por estar pensando en ella
Que todas las canciones que nos unían en el pasado pierden el efecto con el tiempo
Que, aunque intentara dejar de hacerlo, siempre volvía a salir con ella pensando en que llegaría mi día de suerte
Que las ganas de besarla eran tan grandes que llegué a sentirme mal cada vez que la veía frente a mí
Que, aunque ella sabía el daño que me causaba verla de nuevo, no le importaba.
Que tomarla de la mano no significa nada.
Que me conformaría con verla sonreír aunque no recibiera nada de ella.
Que iba a ser llamado “obsesivo” a pesar de estar convencido de que teníamos que estar juntos.
Que eventualmente tenía que aceptar que no íbamos a estar juntos.
Que no decirle que quería regresar con ella fue uno de los peores errores que cometí.
Que corría el riesgo de ver cómo se enamoraba de alguien más y me convertía en el amigo al que le contaba todo.
Que no me iba a casar con ella, como tantas veces lo imaginé.
Que tardaría meses en darme cuenta de que era irrescatable. Al final no
Fueron meses de dolor: verla constantemente, pensando que ella quería volver también pero de forma lenta, me di cuenta de que no era así y que tenía que superarlo. Pensé en ella noches enteras, tratando de averiguar cómo volver. Lloré, traté de escapar, pero no pude. Al final, ella tomó la decisión y no me queda más que aceptarla, y aunque sufra un poco más, estoy seguro de que aparecerá alguien para mi. O al menos eso dicen.