Dos jóvenes murieron en un ataque de fuerzas del gobierno nicaragüense contra una iglesia en Managua, donde estuvieron atrincherados desde el viernes decenas de estudiantes que protestan contra el presidente Daniel Ortega, en un conflicto que deja más de 270 muertes en tres meses.
“Nos están diciendo que tenemos dos fallecidos y varios heridos”, declaró el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, al llegar a las afueras de la parroquia con el nuncio apostólico, Stanislaw Waldemar Sommertag.
Los dos jóvenes murieron de disparos en la cabeza, uno de ellos dentro de la parroquia y el otro desangrado en una barricada. El cuerpo de este último no pudo ser recuperado por sus compañeros durante el ataque, según testigos.
La comitiva eclesiástica llegó para mediar por la liberación de los estudiantes y evacuar a los heridos de la parroquia Divina Misericordia, ubicada en el suroeste de la capital.
El hostigamiento a la iglesia comenzó a eso de las 23 horas del viernes, tras un ataque de policías y paramilitares a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), al lado del templo.
El cardenal Brenes, quien estaba por entrar al templo, señaló “al gobierno” como “los únicos responsables de estas acciones”.
– “¡Que paren las armas!” –
Durante la madrugada, las autoridades cortaron la electricidad en la zona, lo que aumentó el temor dentro de la parroquia.
Poco antes de la medianoche, un sacerdote salió del templo con una bandera del Vaticano para evacuar a los heridos graves y al periodista del Washington Post Joshua Partlow, que salieron tras una negociación de la Iglesia.
“Nos quieren matar”, “estamos rodeados”, “ayúdennos”, gritaban jóvenes desesperados, entre el ruido de las balas, en los momentos de mayor tensión hacia la medianoche, según transmisiones en vivo de tres periodistas locales atrapados en la iglesia.
Una caravana de vehículos recorrió en la madrugada calles cercanas a la iglesia y luego un grupo de personas se apostó en vigilia en una rotonda, a 1,5 km, en solidaridad con los estudiantes. “Que paren las armas”, “libérenlos”, “justicia”, gritaban esta mañana.
Poco después del mediodía del viernes, policías, antimotines y paramilitares incursionaron en la UNAN para desalojar a los jóvenes que permanecían atrincherados desde el inicio de las protestas.
“Aquí morimos todos”, “mamá, perdóname, lo hice por defender por mi patria”, decían, entre disparos, muchachos agachados detrás de las barricadas, en videos que difundieron durante el ataque a la universidad.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, y altos funcionarios de Estados Unidos condenaron los hechos.
Este sábado, el gobierno de Brasil también tildó de “inaceptable” la “escalada de violencia contra la sociedad civil” en Nicaragua, según un comunicado.
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– “Paz con violencia” –
El ataque a la UNAN ocurrió en una jornada de paro laboral opositor, en medio del cual también se produjo un enfrentamiento en el barrio Monimbó, en la sureña ciudad de Masaya, donde murieron un policía y un civil.
Los paramilitares y policías usaron “armas de alto calibre”, según la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos.
“Terrible lo que está pasando. Sentimos impotencia. El gobierno se endurece cada día más. Habla de paz con violencia”, comentó a la AFP la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), Vilma Núñez.
Mientras ocurría el ataque en Monimbó, Ortega y su esposa Rosario Murillo culminaban el recorrido de una caravana de vehículos de seguidores, que no pudo entrar a ese aguerrido barrio de Masaya, donde pobladores están atrincherados en resistencia al gobierno.
“Invitamos a todos (…) a que tomemos el camino de la paz que es el único que nos va a dar tranquilidad”, exhortó Ortega frente a la estación policial de Masaya, fuertemente custodiado.
La caravana conmemoró el histórico “repliegue”, una gesta guerrillera previa al triunfo de la insurrección popular que derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979.
– Tercera jornada de presión –
El paro de 24 horas del viernes, el segundo tras el del 14 de junio, fue convocado por la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -de grupos de la sociedad civil-, como parte de una estrategia de tres días de presión contra Ortega.
Ya en la primera jornada, el jueves, miles marcharon en Managua y en otras ciudades, con saldo de cuatro policías y un civil muertos en el municipio Morrito, en el sureste del país. La policía detuvo a un dirigente campesino al acusarlo del “ataque”.
Este sábado, la Alianza Cívica realizará una caravana de vehículos por los conflictivos barrios orientales de Managua.
Los opositores acusan a Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo, de instaurar una dictadura con su esposa, marcada por la corrupción y el nepotismo.
La Iglesia católica, mediadora en un diálogo entre el gobierno y la Alianza, propuso adelantar los comicios de 2021 a 2019. Pero Ortega descartó esa posibilidad hace una semana.
Están asesinando a los estudiantes de la UNAN Managua pic.twitter.com/NwJvjOXMHo
— Xiskya ن (@xiskya) July 13, 2018