La tradicional lluvia de estrellas del mes de agosto alcanzará su máximo apogeo en la noche del domingo al lunes, un espectáculo celeste realzado este año por un cielo oscuro de luna nueva.
“En cuanto caiga la noche el domingo, los observadores pueden esperar ver varias decenas de meteoros por hora”, señaló por su parte la Royal Astronomical Society (RAS) en un comunicado.
Unas estimaciones que auguran un año 2018 “promedio” para las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo. Mejor que el año pasado pero no tan bueno como 2016, que fue excepcional.
La lluvia de estrellas es causada por las Perseidas, un campo de partículas dejadas por el cometa Swift-Tuttle que la Tierra atraviesa cada año entre mediados de julio y mediados de agosto.
Al entrar en nuestro mundo, esas partículas chocan con las moléculas de la atmósfera. El choque, sumamente violento, produce luz. Cada partícula se transforma entonces en una “estrella fugaz”.
Aunque el número esperado de estrellas fugaces no sea excepcional, las condiciones de observación serán “perfectas”, según la Royal Astronomical Society. Porque “luna nueva es sinónimo de cielo más oscuro”. Para admirar el fenómeno no se necesita ningún instrumento.
Pero para tener más posibilidades, los especialistas recomiendan alejarse de las luces de la ciudad, privilegiar el mar y la montaña y tener paciencia (se requieren por lo menos 10 minutos para que la visión se acostumbre a la oscuridad).
Florent Deleflie anima a “mantener los ojos en el cielo porque algunos fenómenos muy furtivos o algunas estrellas fugaces muy pequeñas solo son visibles si se mira permanentemente la bóveda celeste”.
Y si hace mal tiempo, la Royal Astronomical Society tiene un mensaje alentador: “Si las nubes hacen la observación imposible este fin de semana, sepan que la lluvia de estrellas fugaces durará todavía unos días aunque con una actividad reducida”.