¿Un golpe para el #MeToo o una señal de su progreso?
Las denuncias de que una de sus líderes, la actriz italiana Asia Argento, agredió sexualmente a un menor y le pagó para evitar una demanda interrogan al movimiento.
Argento, una de las líderes del #MeToo, fue una de las primeras acusadoras del exproductor de Hollywood Harvey Weinstein. Durante un festival de Cannes denunció que éste la violó en un hotel de la ciudad cuando ella tenía 21 años.
Pero el diario New York Times reveló el domingo que Argento aceptó pagar 380.000 dólares al actor y músico Jimmy Bennett, 20 años menor que ella, cuando éste la amenazó con una demanda judicial por haberle agredido sexualmente en 2013 -cuando él tenía 17 años y ella 37- en un hotel de California. La edad mínima del consentimiento en ese estado es de 18 años.
Las acusaciones contra Argento arrojaron un balde de agua fría sobre el #MeToo, ya criticado porque destruyó la carrera de hombres poderosos tras acusaciones de agresión o acoso sexual que en la mayoría de los casos no fueron verificadas por la justicia.
“La gente usará estas nuevas informaciones de prensa para intentar desacreditar este movimiento. No dejen que eso suceda”, pidió tras la noticia Tarana Burke, quien fundó el movimiento #MeToo hace una década.
“De esto se trata el movimiento. No es un deporte de espectadores. Es generado por la gente”, afirmó. “Y somos imperfectamente humanos y todos debemos ser responsables por nuestro comportamiento individual”.
Para Burke, el #MeToo debe digerir ahora “la incómoda realidad de que no hay una sola manera de ser un perpetrador”.
“La violencia sexual es sobre el poder y el privilegio. Eso no cambia si el perpetrador es tu actriz, activista o profesor favorito de cualquier género”, sostuvo.
La actriz Rosanna Arquette, otra acusadora de Weinstein, afirmó que su colega italiana podría ser a la vez víctima y abusadora.
“Conozco a muchas, muchas víctimas de violación y de traumatismo que tienen un comportamiento sexual errático. Los estigmas que portan son profundos”, tuiteó.
Argento, de 42 años, aseguró el martes que nunca tuvo relaciones sexuales con Bennett, pero admitió que le pagó para ayudarle y evitar “más intrusiones” de éste en su vida, a instancias de su exnovio, el célebre chef y conductor televisivo Anthony Bourdain, que se suicidó en junio.
“La única conclusión razonable en este momento es que es posible que dos cosas horribles sean verdad al mismo tiempo”, estimó Monica Hesse, una periodista que opina sobre género, en el Washington Post.
“Dejen que las historias sean complicadas, porque eso no es una mala cosa. Es la única manera de reconocer que no hay etiquetas claras en estos casos, solo seres humanos rotos”, escribió.
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