Cuando se trata del tablero Ouija, las posiciones son claras: están quienes enloquecen por jugarlo e intentar comunicarse con las personas que están en el más allá, y están quienes tiemblan de miedo y le tienen tanto respeto que ni se les pasa por la mente acercarse siquiera. Pero la pregunta que queda siempre en el aire es, ¿realmente se mueve por arte de los fantasmas, o es alguien que la mueve?
La ciencia ha intentado encontrar la respuesta y ha revelado el secreto detrás de la Ouija.
La explicación del enigma tras la Ouija
Desde películas de terror hasta leyendas de posesiones demoníacas: la Ouija ha estado atrás de las historias más aterradoras, pero según un estudio de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, lo que esconde detrás es mucho más simple y aburrido de lo que puede parecer.
Gracias al uso de dispositivos de seguimiento ocular durante sesiones de Ouija, los investigadores descubrieron que quienes forman las palabras que marca el puntero del tablero no son los fantasmas ni criaturas sobrenaturales, sino el cerebro de los participantes.
El estudio consistió en pedirle a 40 personas, escépticas y creyentes, que jugaran a la Ouija portando estos dispositivos oculares para hacerles el seguimiento. Lo que ocurrió es que cuando los ojos de los participantes se dirigían a una letra cualquiera, luego iban desplazándose a las demás para intentar predecir la palabra pensando en las existentes posibilidades que se podían formar.
La razón por la que sucede esto se explica porque el cerebro humano tiene la necesidad de predecir y eso se suma a la pérdida del sentido de agencia.
«Mientras que las primeras letras de una respuesta de la tabla Ouija parecen ocurrir al azar, las opciones de palabras disponibles para el participante disminuyen a medida que se desarrolla la respuesta de la Ouija. Eso, a su vez, facilita que una parte de los participantes prediga y construya inconscientemente las respuestas», asegura Marc Andersen, a cargo de la investigación.
Además, descubrieron que quienes más creían que el puntero estaba poseído, menos control ejercían sobre él pero se influenciaban fácilmente por el movimiento del mismo que podían estar haciendo los demás. Y es que el efecto ideomotor, es decir, los movimientos involuntarios de los seres humanos, sumados a las predicciones del cerebro, provocan que el puntero de la Ouija «hable» y que realmente parezca que nadie fue. Es un engaño de nuestra mente.
Los participantes predicen colectivamente y construyen inconscientemente las respuestas de la tabla. Así es cómo funciona la Ouija, y cuando creemos que hay algo oculto que está jugando con nosotros, no es más que nuestro propio cerebro.