Una sola bebida alcohólica puede afectar la formación de la memoria durante horas y causar antojos de larga duración, según un estudio publicado hoy por la revista especializada Neuron.
Cómo se llegó a la conclusión
Un equipo de la Universidad Brown en Rhode Island (EE.UU.) ha determinado que un cambio molecular podría ayudar a explicar por qué unos vasos de vino pueden dañar la memoria durante días y por qué motivos los alcohólicos pueden recaer después de décadas de abstinencia, también por qué al tener una resaca se tiene antojos por varios días de grasas; como hamburguesas, pizza e incluso, el mismo alcohol.
En un análisis llevado a cabo con moscas, que pese a tener solo 10.000 neuronas (frente a las 100.000 millones que tienen los humanos), comparten algunas características básicas, el grupo liderado por la profesora Karla Kaun encontró una área del cerebro “clave” para justificar esta pérdida de memoria prolongada.
“Todas las drogas -alcohol, opiáceos, cocaína o metanfetamina- tienen efectos secundarios adversos y hacen que las personas tengan náuseas o les produzcan resaca, así que ¿por qué los encontramos tan gratificantes?”, se preguntó Kaun antes de empezar el estudio.
Para resolver esta cuestión, Kaun y la investigadora Emily Pertuccelli, de la Universidad de Illinois del Sur, usaron herramientas genéticas para desactivar de manera selectiva genes clave mientras entrenaban a las moscas para que encontraran alcohol.
Una de las proteínas responsables de la preferencia de las moscas por el alcohol es Notch, que forma parte de una vía de señalización involucrada en el desarrollo de embriones, y el desarrollo y la función cerebral adulta en humanos y en todos los animales.
Las investigadoras hallaron que Notch activa un gen llamado receptor de tipo dopamina-2, que produce una proteína en las neuronas que reconoce la dopamina, el neurotransmisor que hace “sentirse bien”.
“Se sabe que un receptor similar a la dopamina-2 está involucrado en la codificación de si una memoria es agradable o aversiva”, dijo Petruccelli, quien explicó que el alcohol “secuestra” esta vía de memoria conservada para formar antojos.
Por su parte, Kaun comentó que si este mecanismo funciona de la misma manera en humanos, “una copa de vino es suficiente para activar el camino, pero vuelve a la normalidad en una hora”.
Sin embargo, después de tres vasos, con un descanso de una hora de por medio, el camino “no vuelve a la normalidad” hasta después de 24 horas.
Fuente: EFE