Con información de la agencia internacional de noticias EFE
Un 30 por ciento de la población de ornitorrincos, un extraño animal emblemático de Australia, habría desaparecido desde la colonización británica del país a finales del siglo XVIII, según un estudio publicado hoy.
“Nos preocupa mucho la futura supervivencia de esta especie única”, dijo Richard Kingsford, director del Centro de Ciencias del Ecosistema de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, siglas en inglés) y líder de este estudio que duró tres años.
Para los investigadores, los factores que contribuyen al declive y extinción de los ornitorrincos son diversos y actúan de forma combinada.
Investigaciones
La investigación recopiló un nutrido banco de datos sobre la distribución y abundancia del ornitorrinco, un emblemático y extraño animal venenoso con pico de pato y cola de castor endémico de Australia y la isla de Tasmania, en los últimos dos siglos.
La inclusión de datos históricos sugirió que se infravaloraron los declives de población de este monotrema y mostró que la percepción de su número cambió a lo largo del tiempo.
- Estudios
El estudio detectó un aumento del declive y extinción de este animal especialmente en la costa oriental de Australia, que es la más poblada del país.
“En los ríos degradados, generalmente debajo de las represas y en las regiones de alto uso de la tierra agrícola, vemos un número menor de ornitorrincos”, señaló Gilad Bino, co-autor del estudio.
Bino atribuyó esta situación “al impacto que estas amenazas tienen en la erosión de los bancos y la disponibilidad de fuentes de alimentos de macroinvertebrados”.
El ornitorrinco
El también conocido como platipo es un animal monotrema, es decir, un mamífero que conserva características reptiles como la reproducción ovípara.
Este animal, actualmente considerado uno de los mamíferos más primitivos desde el punto de vista evolutivo, llegó por primera vez al Museo de Historia Natural de Londres en 1799, procedente de Australia, para que los naturalistas e investigadores lo analizasen.
Ante un animal con piel de topo, cola de castor, patas de rana, espolón de gallo, pico de pato y dientes, el doctor británico George Shaw lo consideró inicialmente un fraude, pues no daba crédito a la existencia de algo tan sorprendente.