Meseras ataviadas con chalecos antibalas, el rostro de Pablo Escobar pintado en los muros y la banda sonora de la serie ‘Narcos’ como música de fondo. Bienvenidos a Medellín, una exclusiva discoteca en el corazón de París, que ha causado la indignación de colombianos.
En su fachada no hay ningún letrero identificativo. Siguiendo la tendencia de los bares escondidos, el Medellín está oculto detrás de una taquería.
En su entrada, recubierta con espejos desde el techo hasta el piso, se escucha en bucle el tema “Tuyo” de Rodrigo Amarante, la canción introductoria de la exitosa serie “Narcos” en Netflix, que explora la historia del gran capo colombiano de la cocaína.
En la sala principal, hay varias referencias al universo del narcoterrorismo. “Medellín es una ciudad muy bonita, pero construida sobre un cementerio, esto está lleno de muertos, fue una orgía de sangre”, se lee en un muro.
En un pasillo los fiesteros pueden descubrir el organigrama del cártel de Medellín, que lideraba Escobar, mientras beben un cóctel a base de tequila llamado María Victoria, en honor a la viuda del barón de las drogas.
Causa polémica
Una semana después de la apertura del establecimiento, decenas de colombianos residentes en París convocaron un plantón para expresar su desaprobación.
“Para nosotros como colombianos es chocante que en un sitio público se glorifique al asesino más sanguinario de la historia de Colombia”, explica a la AFP Juan David Castillo, un manizaleño (oeste de Colombia) de 35 años que organizó la manifestación junto a otros compatriotas residentes en Francia.
“Pablo Escobar es responsable de más de 5.000 muertes directas en Colombia […] y saber que ahí la gente está bailando… ¡Para mí es un insulto!”, añade este abogado que ahora se dedica a elaborar platillos colombianos en París.
“No se trata de victimizarnos, se trata de resituar quién es el verdugo y quién es la víctima en esta historia. El verdugo no es el héroe”, señala junto a él Angélica Toro, una psicóloga que nació en Medellín en los años 80 y que forma parte de esa generación “que vivió en carne propia los años Escobar”.
Pero el dueño de la discoteca, Audren Dimitris, niega cualquier “enaltecimiento” a Escobar. “Quieras o no cuando piensas en Medellín piensas en Pablo, pero no es el tema principal, es solo un guiño”, explica este francés de origen griego, mientras saluda a sus clientes habituales.
Para apaciguar los ánimos, este hombre de negocios de 37 años hizo algunos cambios. Retiró el nombre de Pablo Escobar, así como las fechas de su nacimiento (1949) y muerte (1993), de una tumba falsa frente a la cual los clientes podían recogerse y prender una vela.
“Hicimos algunas modificaciones porque nos dimos cuenta que algunas cosas podían lastimar a los colombianos y no es nuestro objetivo”, se defiende Dimitris.
El colectivo sudamericano lanzó una petición en línea en la que pide que se borre toda alusión a Escobar y que no se asocie el nombre de Medellín a su figura.
Fuente: AFP