“Ya terminé el entreno, estoy lista para la entrevista”. Sofía Cabrera hace una pausa en la segunda sesión del día tras completar las contiendas de esgrima bajo el mando de la entrenadora María Gheorghe.
Con ropa deportiva y en un rincón de la sala de armas de la Asociación de Pentatlón Moderno en la zona 15 de la ciudad, Cabrera atiende con tono amable la ronda de preguntas que ayudarán a retratar esta historia.
Estudiante de cuarto año en la carrera de Ingeniería Química en la Universidad Del Valle, Cabrera (21 años) ha transformado su vida a través de la práctica de uno de los deportes más complejos del programa olímpico.
El año pasado figuró en los primeros planos con medallas en el evento fundamental del Ciclo Olímpico y también de clase mundial a nivel junior y senior.
“Fue el mejor año de mi carrera”, resume al recordar las preseas de oro y plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, la de oro en el Campeona Mundial Junior de la UIPM en República Checa y la de plata en el Mundial Senior en México. Resultados que se potenciaron gracias al apoyo del cuerpo técnico, a cargo del rumano Marian Gheorghe, y al respaldo sistemático del Comité Olímpico Guatemalteco y la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala.
Cabrera confiesa que este año su meta primordial es ganarse un lugar en el equipo que competirá a mitad de año en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú y buscar la clasificación a los Olímpicos del próximo año en Tokio, Japón.
Paso a paso
Por herencia de su padre, Marco, desde pequeña se involucró en el deporte, en cursos de natación y gimnasia. “Cuando pude decidir que deporte elegir, me pasé a clavados. Luego acompañando a mis hermanas a nado sincronizado, vi los entrenos de pentatlón y me llamó la atención porque era algo nuevo”, expresa.
El valor de la amistad fue de inmediato lo que cautivo la atención de Cabrera en sus inicios en el pentatlón. “Me gustó el ambiente entre compañeros y que el entrenador me involucró con los grandes”.
Desde ese entonces Cabrera asegura que el deporte la hizo más disciplinada, independiente y siempre aspirando a la excelencia. “A los 16 años ya manejaba acompañada de mi papa para ir a los entrenos de las 5 de la mañana en la piscina”, cuenta.
Deporte y estudios, sin excusas
“Madrugo para nadar a las 4:40 y entreno hasta las 6. Luego voy a la casa de mi tía a desayunar y descansar. Regreso a la Asociación de 8:00 a 11:00, para seguir con la esgrima. Después almuerzo y descanso para ir a estudiar hasta la noche”, describe Cabrera sobre su día a día.
En la Universidad la pentatleta integra el programa de Beca Poténciate, que ganó por sus méritos personales y académicos. “La condición para mantenerla es salir en limpio y así lo he hecho”, completa. Además del deporte y sus estudios, en el poco tiempo que le queda, Cabrera disfruta el contacto con la naturaleza. “Me gusta subir volcanes y conocer mi país”, afirma.
La atleta que no se vence
Uno de los momentos más difíciles en su trayectoria fue cuando al dar el salto a la línea uno de la selección, tuvo que quedarse unos meses entrenando sola y sin posibilidad de superarse. “Al principio las grandes me ganaban y me costaba seguir la rutina ya que el equipo se fue de campamento. Y todo mi esfuerzo tuvo recompensa porque cuando regresaron ya podía ganarles en los entrenos”, detalló.
“Desde pequeña mis papás me inculcaron que nunca debo rendirme y eso también me lo ha enseñado el pentatlón moderno”, recalca. Sofía tiene claro que la base del éxito es “entrenar con excelencia, enfocados en la competencia, dando el máximo esfuerzo como si fuera una final”.
Retos del 2019
“Somos cuatro integrantes del equipo femenino (se unen Isabel Brand, Sophia Hernández y Ximena Diéguez) y soló hay tres puestos para los Juegos Panamericanos (a celebrarse del 16 de julio al 11 de agosto en la capital peruana). El año pasado fui la número uno, pero no estoy confiada. Tengo que esforzarme mucho porque todas somos muy buenas”, manifiesta.
“Mi sueño y meta más grande es ir a los Juegos Olímpicos de Tokio; y en Panamericanos clasifican las cinco mejores. Siempre se me eriza la piel cuando veo las ceremonias de inauguración y por eso quiero estar desfilando como atleta guatemalteca”, remarca.
Con esa frase Sofía se despide para seguir con su rutina en el gimnasio, que le servirá para seguir manteniendo con la guardia en alto.