Dorothea Puente, una anciana aparentemente dulce, que dirigía un albergue en California, utilizaba dulces con pastillas para dormir para dejar incapacitadas a su víctimas para luego colocarlas en su cama y sofocarlas con una almohada.
Imposible de creer
Durante un período de una década, mató a siete personas de esta manera, antes de enterrar sus cadáveres, los cuales fueron encontrados en una fosa común en su jardín.
Dorothea, quien falleció en 2011, enmascaró el olor a carne podrida al decirle a la gente que el extraño aroma que provenía de su pensión victoriana eran aguas residuales y ratas muertas.
Ahora, siete años después de su muerte y 16 años después de su condena, su nieto, William Harder, ha hablado acerca de las causas de que la mujer se convirtiera en una de las asesinas en serie más temidas de Estados Unidos.
“Teníamos un problema aterrador”, dice el fundador de MurderAuction, con sede en California. “La vi como una humana, a pesar de sus crímenes”.
Recientemente Harder le reveló a Vice que tal es su notoriedad de la “Abuela asesina”, las personas todavía lo contactan tratando de comprar sus cenizas que guarda en una urna de crema en su sala de estar.
Siete cadáveres en el jardín
En 1988, la policía comenzó a investigar la misteriosa desaparición de uno de los inquilinos de Dorothea, Alberto Montoya, y decidió registrar su pensión.
Pero su hogar y su dulce personalidad no causaron dudas. Para la policía, ella era simplemente una anciana enamorada de la cocina.
Pero entre las hortalizas y los arbustos había un montón de tierra que hizo dudar a las autoridades, luego de salir a su patio.
Tras un acuerdo, decidieron desenterrar todo su patio, y fue entonces cuando hicieron el descubrimiento sombrío: el cuerpo de Leona Carpenter, de 78 años, y otros seis cadáveres.
Fuente: The Mirror y Vice
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