«Las cadenas de televisión no quieren emitir el fin del mundo, y mucho menos en horario central» se quejaba Stephen King a comienzos de los 80, cuando estaba intentando adaptar junto a George A. Romero su novela pos apocalíptica The Stand (La danza de la muerte, 1978), el mejor libro del autor según una encuesta de Rolling Stone.
Una serie que empezara con la aniquilación del 99% de la población mundial era demasiado sombría para la entonces amable y familiar televisión estadounidense.
En las cuatro décadas que pasaron desde entonces, todo cambió mucho. Hoy casi que no hay otra cosa que la gente quiera ver en la TV que no sea el fin del mundo o una de sus variaciones. Y suena impensable que alguien le diga que no a un proyecto que tiene a Stephen King como guionista y a George A. Romero como director.
La danza de la difícil adaptación
Naturalmente, cuando Stephen King y George Romero se conocieron, enseguida estuvieron en sintonía y quisieron trabajar juntos.
The Stand fue el proyecto que consideraron propicio para su colaboración: una densa novela de más de 800 páginas, una fantasía épica inspirada en El señor de los anillos pero ambientada en los Estados Unidos contemporáneo, construida en torno a una batalla elemental entre el Bien y el Mal.
Dado que era un material demasiado oscuro y extremo para la televisión, los problemas para adaptarla eran esencialmente dos: 1) condensar toda la novela en un guion factible de llevar a la pantalla en una película de 2-3 horas, y 2) la financiación de esa ambiciosa película.
Para ocuparse de este último asunto hicieron Creepshow, la película antológica de horror que marcó el debut de Stephen King como guionista y como actor.
«Nuestra idea es simplemente hacer algo original pero que se pueda hacer con muy poco dinero, y con suerte tener algunas ganancias» dijo King en 1980. «Así podremos luego ir y hacer un trato con uno de los grandes estudios de Hollywood para poder financiar la producción de The Stand».
Creepshow fue muy exitosa. Remplazó a Rambo como líder de taquilla en su fin de semana de estreno. Terminaría siendo la película de terror más taquillera de Warner Bros. en ese año, y recaudando 21 millones sobre un presupuesto de 8.