Hace seis meses, la policía israelí alertó sobre el hallazgo de “un cetro de oro con siete ranuras” encontrado en un cementerio de Jerusalén.
El objeto fue descubierto por un sepulturero, quien advirtió a la policía porque pensó que era una bomba.
El misterioso objeto de ocho kilos de metal sólido fue entregado a la Autoridad de Antigüedades. Se especuló que había sido usado en los templos judíos bíblicos. Otros restos ya habían sido ya descubiertos en ese cementerio pertenecientes a la era de los romanos y a los períodos de los Cruzados. Pero nadie pudo concluir de qué se trataba esta nueva pieza.
Seis meses, cero idea; la autoridad decidió subir la foto a Facebook pidiendo ayuda. Llovieron sugerencias. Algunos dijeron que se trataba de un instrumento de inseminación de ganado, una pieza de maquinaria industrial, un masajeador…
Pero en pocas horas, 300 personas coincidieron en que en realidad se trataba de un Weber Isis Beamer, un dispositivo que crea un “campo de protección” contra la radiación, y que usan personas que curan con energía. El dispositivo llamado como la diosa egipcia de la naturaleza, se puede comprar por 67 euros a la firma alemana Weber Bio.