Si alguna vez te han cuestionado: “¿con esa boquita comes?”, reprobando tu manera de hablar, antes de contestarles respira profundo, cuenta hasta tres y lee esto…
Según la ciencia, existen siete beneficios de decir groserías, ¡así como lo oyes! De hecho, de acuerdo con el estudio publicado en Psicology Today, maldecir a tu ex o a tus maestros (en silencio) porque te pusieron una calificación injusta puede resultar purificador.
ichard Stephens, psicólogo de la Universidad de Keele, en Inglaterra, realizó un experimento que consistía en medir el tiempo en el que 67 universitarios eran capaces de mantener sus manos sumergidas en agua helada; los alumnos completaron la prueba sin maldecir. Sin embargo, más tarde animó al grupo a que gritara groserías. Así, los 67 estudiantes soportaron las temperaturas frías durante 40 segundos más, mientras gritaban obscenidades. Además, el grupo afirmó que sentía menos dolor en general.
Stephens concluyó diciendo: “yo aconsejaría a la gente que diga groserías cuando se lastime, ya que provoca un efecto analgésico”.
Te hace sentir más fuerte
A través del mismo estudio, Stephens se dio cuenta de que maldecir aumenta la confianza en uno mismo. Esto se debe a que restamos importancia a nuestras propias debilidades .
No significa que seas vulgar
Existe la idea de que las personas que usan dicen malas palabras lo hacen porque les falta vocabulario o conocimientos sobre algún tema, pero eso no es verdad.
Las observaciones de Stephens lo llevaron a determinar que maldecir no está directamente relacionado con el intelecto.
Cuando las personas dicen malas palabras se acelera la circulación, se liberan endorfinas y nos proveen de una sensación de calma, control y bienestar. La clave no está en no confundir las groserías con enojo. En ese caso, las palabras antisonantes no justifican la violencia.