En el velódromo municipal de Tulcán, considerada “cuna del ciclismo” ecuatoriano y limítrofe con Colombia, se entrena una quincena de chicos que aspiran a emular a su principal referente, Richard Carapaz, que da nombre a su escuela.
Fundada a finales de 2016 por el propio ciclista que está haciendo historia en el Giro e Italia, junto a su amigo y compañero Jorge Montenegro, que es el director, y el hermano de este, Santiago Montenegro, el entrenador, el centro surgió como un espacio para que los jóvenes muchachos pudieran abrazar al ciclismo como su vocación.
“Fue en una conversación que tuvimos con Richard al ver que las autoridades tanto a nivel nacional como local no hacían nada por masificar el deporte y en un entrenamiento en 2016 dijimos, hagamos una escuela, tratemos de ayudar”, explicó Jorge Montenegro a Efe junto a la pista donde se preparan los alumnos.
Ataviados con sus cascos, uniformes y unas bicis profesionales, los canteranos adolescentes circulan siguiendo las instrucciones del técnico subiendo y bajando la inclinada pista de cemento armado y dejando el característico ruido, similar a un revoloteo de moscas.
El centro instruye a quince menores entre 8 y 16 años de la comarca, entre ellos a varios primos de Carapaz, y a los que el ciclista suele motivar personalmente para que sigan pedaleando.
“Richard siempre les habla, les regala sus uniformes, cascos, en ocasiones entrena con ellos y les pide a sus papás que crean en ellos, que los apoyen, que el ciclismo puede ser una profesión”, comenta el director de la escuela al insistir en que no toma ninguna decisión sin consultarlo con el líder del Giro.
Cuando la escuela era todavía una idea, sus promotores se pusieron como meta buscar al joven talento en la comunidad de La Playa, en la parroquia El Carmelo, que vio nacer a “la locomotora de Carchi” hace 26 años.
Jorge Montenegro conoce a Richard Carapaz desde hace una década cuando entrenaban juntos y su amistad se estrechó cuando por primera vez un equipo ecuatoriano se desplazó a Europa para competir en 2013 y “tuvo el honor” de convivir con Richard durante tres meses en el municipio de Dúrcal, en la provincia de Granada (sur de España).
“Fue una experiencia que nos ligó mucho porque pasamos cosas muy difíciles y son experiencias que nos marcaron a cada uno en la vida y las llevamos en el corazón”, rememora Montenegro que viste una camiseta negra con el logotipo de la escuela Richard Carapaz con la que hace marca.
Tras tocar varias puertas de las principales entidades provinciales del Carchi, finalmente el centro deportivo echó a rodar con la financiación de 28.000 dólares que el Municipio le otorgó al propio Richard, que firmó un contrato inicial por un año, y gracias a los cuales pudieron adquirir bicis de entreno, de competición, maillots y cascos.
El entrenador, licenciado en Educación Física y Deportes en Cuba, comenzó a preparar a los chicos financiado por la Federación Deportiva de Carchi, y en poco tiempo la escuela dio sus frutos.
“En seis meses ya tuvimos campeones nacionales infantiles”, que se suman a los logros de los ciclistas jóvenes más veteranos de la región, que recorren diariamente las carreteras empinadas de la zona y trazados que llegan a una altura de entre 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Pero el reto sigue siendo el futuro, no solo para la nueva cantera del ciclismo ecuatoriano, sino en términos de financiación de equipos a fin de que los muchachos puedan seguir formándose y compitiendo con miras a su profesionalización.
Y es que Montenegro reconoce que “si bien es cierto que hemos trabajado en la base, tenemos una buena cantera, algo que nos preocupa es que si llegan a ser elite no van a tener un equipo donde ir”.
En este sentido avanzó que Richard Carapaz tiene en la mira armar su propio equipo profesional con el objeto de que una vez alcanzada la mayoría de edad, los deportistas puedan seguir trabajando en un marco amigable y tener un salario.
En paralelo a la escuela de jóvenes talentos, Richard sigue muy de cerca la evolución de pupilos como Alexander Cepeda, que está en un equipo de Colombia y es líder en la Vuelta a Antioquia; Jefferson Cepeda, que fue campeón del Panamericano y se encuentra en Italia donde se prepara con el Caja Rural-Seguros RGA; y Joel Fuertes, una joven promesa fichado por el Team Unión Ciclística de Mónaco.
“Richard es muy preocupado, no piensa solo en él, siempre se encargó de estos tres muchachos que están brillando a nivel internacional”, refirió su antiguo compañero de armas.
El también compañero del ciclista Pablo Caicedo, con el que solía correr cuando integraba el equipo local Coraje Carchense, subraya que “lo que Richard está haciendo es un llamado de atención a los gobernantes para que apoyen el deporte y demostrar que en el Carchi hay ciclismo, talento y que vienen chicos atrás que son muy buenos”.