A 45 del terremoto que afectó Guatemala en 1976, Eddy Sánchez, exdirector del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), compartió las anécdotas y lecciones aprendidas para el país tras esta tragedia que cobró miles de vidas.
Indicó que esa madrugada no se esperaba que nada pasara, pero como sorpresa se presentó ese sismo tan violento. Fue tan evidente los ruidos que se escucharon en el suelo, como efecto de la naturaleza, recordó.
“Quienes lo vivimos lo tenemos tan presente lo ocurrido. Los jóvenes desconocen el pánico y terror que se vivió y las secuelas que dejó este terremoto, que aún se perciben”, dijo.
Añadió que desde esa tragedia, el país ha vivido otras que han afectado a la población.
Se han tenido pequeños terremotos en el país como en Pochuta, Uspantán y San Juan Tecuaco, que han dejado destrozos en puntos donde generalmente no se sentían temblores.
Y en el área de Las Verapaces, que no era común este tipo de eventos, este año se han tenido movimientos sísmicos, expuso.
Eddy Sánchez le dice adiós al @insivumehgt tras más de 40 años de trayectoria.
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Entre los impactos más fuertes que ha tenido el país como efecto de la naturaleza, citó el terremoto de San Marcos, las tormentas Mitch y Stan, que dejaron tantos destrozos en el país años atrás.
Asimismo, las recientes tormentas tropicales Eta e Iota, que a criterio del ingeniero refleja la fragilidad del país con respecto a los desastres naturales.
De igual forma, el experto se refirió acerca de la posibilidad de que ocurra en evento similar al de 1976 por algún tema cíclico, lo cual no descartó.
Señaló que históricamente se da una recurrencia de grandes eventos sísmicos en promedio de 30, 45 y 50 años.
“Está latente (el riesgo) de que pueda ocurrir otro evento sísmico de esa naturaleza o incluso más fuertes”, detalló.
Ello podría surgir en cualquier falla geológica del país, como la del Motagua o Chichoy, inclusive en algunas de carácter local, como las que destruyeron la ciudad de Guatemala en 1918, cuyo efecto provino del área de Amatitlán.
Además, se debe tomar en cuenta que hubo otros terremotos que han destruido poblaciones de la costa sur, como en 1942 y 1956, manifestó.
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El presidente Alejandro Giammattei indicó que se tendrán que construir aproximadamente 3 mil 300 viviendas. En febrero se iniciará a edificar las primeras 600.https://t.co/e9w2eMgI9D— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) January 30, 2021
El día de la tragedia
Sánchez calificó el 4 de febrero de 1976 como un día “doloroso” y relató parte de lo que vivió por el terremoto.
Mencionó que su residencia, en un pequeño callejón en la zona 1 capitalina, quedó destruida.
Además, cuando salió a la calle y vio la vivienda de enfrente, quedó impactado, pues prácticamente ya no había paredes y se podía observar todo el interior del inmueble.
En medio de esa situación, el ingeniero decidió movilizarse hacia la sede del Insivumeh para cumplir con su labor. Se fue a pie, porque no había otra forma de llegar.
“Al caminar hacia la zona 13 encontré a mis vecinos en un estado de shock. Muchos sentados, como esperando que algo más sucediera”, relató.
“En el Centro Histórico, ver las casas tan lindas en el suelo, algunas personas llorando, con un trapo o chamarra en la mano. Era un estado de desastres bastante doloroso”, añadió.
Según Sánchez, su hijo fue quien tomó la iniciativa para buscar soluciones, no solo para sus parientes, sino también para sus vecinos, pues seguir en las casas era una amenaza.
“Toda mi familia y amigos del callejón nos trasladamos a vivir en champas frente al Cerrito del Carmen. Las condiciones eran de cierta forma agradables, porque hubo soporte de todos de cooperar y ayudarnos mutuamente. Algo humano que no lo he vuelto a ver de nuevo”, dijo.
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Prevención y participación de todos
Con relación a su trabajo en el Insivumeh, Sánchez dijo que después del terremoto se organizaron campañas de capacitación y se hicieron preparativos para evacuaciones y simulacros.
Además, se instalaron 30 estaciones sismológicas en distintos puntos del país, que aunque no eran tan avanzadas, , pues “antes todo se hacía a mano”, servían para tener información.
Ahora se cuenta con información instantánea, ya que los sistemas de detección son extremadamente rápidos.
“Ojalá que en el futuro ya se pueda hacer una predicción, hay muchos científicos trabajando en ello. Pero mientras tanto, lo mejor es prepararse contra lo que pueda pasar”, señaló Sánchez.
Mencionó que se requiere que las construcciones se hagan con materiales y supervisión apropiada, especialmente desde la obra pública.
Y tomar otro tipo de acciones para saber cómo actuar no solo ante temblores, sino ante sequías relacionadas con el cambio climático, huracanes y tormentas tropicales, entre otros.
No para asustarse, sino para estar preparados psicológicamente para reaccionar, porque una persona en pánico no sabe qué hacer y actúa de forma desordenada, manifestó.
A su criterio, aunque Guatemala está caminando bien, hace falta más esfuerzo de la población. “Porque el ciudadano piensa que la responsabilidad de atender un desastre solo es de las autoridades, pero todos deben contribuir y prepararse, no estar criticando, sino cooperando”, concluyó.
#EUNacionales Se llevan a cabo labores de búsqueda y rescate de víctimas en estructuras colapsadas, en medio del cumplimiento de medidas de bioseguridad por el Covid-19 #45AñosDelTerremoto https://t.co/kWMLRfA6uc
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