Parecen reliquias de una época pasada pero esa enigmática cabeza de buda de la dinastía Tang o la colección de soldados de la era Quin son en realidad reproducciones creadas en una pequeña empresa del norte de China con impresoras 3D.
En Xian, capital de la provincia china de Shaanxi (noroeste), cuna de los Guerreros de terracota y de la milenaria Gran Pagoda del Ganso Salvaje, un estudio usa la tecnología de impresión en 3D para imitar el arte antiguo.
“Todos los intrincados detalles del diseño original se reproducen en un molde 3D”, contó a la AFP Xi Xin, presidente de la empresa Xian Chizi Digital Technology.
“Los humanos pueden no ser capaces de reproducir todo lo que quieren en el diseño, pero la impresora puede hacerlo todo”, indicó.
La empresa, que vende sus productos en tiendas de museos y a coleccionistas, es uno de los negocios que se están beneficiando de la incursión china en la impresión en tres dimensiones, una industria que crece deprisa y que se incorporó a la estrategia nacional manufacturera del país.
“En los últimos cinco años, la industria de la impresión en 3D en China ha pasado de mil millones de yuanes (149 millones de dólares, 125 millones de euros) a más de 100.000 millones de yuanes (14.900 millones de dólares, 12.541 millones de euros)”, contó a la AFP Luo Jun, presidente de la asociación nacional de profesionales de tecnologías de impresión 3D.
Con información de AFP.