Dicen que a la Muerte no le puedes jugar la vuelta, mucho menos adelantarte, así que cuando no te toca ocurren “milagros”.
No te toca morir
Un motorista iba muy confiado conduciendo a casi 200 km/h sobre la autopista una calmada noche de verano. Su confianza radicaba en su motocicleta casi nueva, la falta de vehículos a dicha hora y el hecho que nadie se atraviesa la vía a pie, o al menos eso creía él.
Luego de conducir varios kilómetros sobre el carril derecho, decidió trasladarse al izquierdo, el cual es de alta velocidad; en ese preciso instante a milésimas de su motocicleta sólo pudo ver una silueta en la penumbra de la noche. Más tarde revisando su cámara se daría cuenta que estuvo a punto de morir por culpa de un imprudente el cual se atravesaba la vía a toda velocidad:
Su velocímetro marcaba los casi 200km/h (123 mi/h = 198km/h) cuando el imprudente casi muere junto a él.