Reino Unido rinde un sobrio homenaje a Diana Spencer, veinte años después de la muerte de la “princesa de corazones” en un accidente de coche en París que hundió al país en un inmenso duelo.
Mientras los medios del país multiplicaron los programas y especiales sobre la todavía muy popular princesa de Gales, sus hijos Guillermo y Enrique planearon visitar el jardín blanco efímero creado en su memoria en el palacio de Kensington, donde residía en Londres.
En él predominan las flores de tonos blancos, con algún toque de color, especialmente plantadas este año para rendir homenaje a la que fue llamada cariñosamente Lady Di, convertida en icono.
Delante de las vallas del palacio londinense, ramos, mensajes y fotos comenzaban ya a acumularse el martes, veinte años después del mar de flores depositado en el mismo lugar por millones de personas desconsoladas.
Preocupados por perpetuar el compromiso de su madre y por preservar su legado, los dos príncipes deben igualmente reunirse con representantes de organizaciones caritativas a las que ella apoyaba, lejos del glamour del gigantesco concierto que habían preparado en Londres por el décimo aniversario de su desaparición.
Según el palacio de Kensington, preguntado por la AFP, no hay previsto ningún acto oficial para el jueves 31 de agosto, día en el que Diana perdió la vida a los 36 años en un accidente de automóvil en París, en 1997, con su nuevo amor, el productor de cine egipcio Dodi Al Fayed.
Desde su compromiso con el príncipe heredero Carlos cuando solo era una joven tímida de 20 años, pasando por su papel de madre entregada y de defensora de causas humanitarias, hasta su trágica muerte, Diana desestabilizó a la familia real británica y marcó una época.
Amiga de celebridades y personaje mediático, esta aristócrata, cuya imagen pública escondía una personalidad atormentada, se forjó una popularidad mundial mostrando su empatía con los más desfavorecidos. Sus confidencias privadas revelaron también a una mujer independiente que se tomó ciertas libertades con respecto al protocolo y las tradiciones monárquicas.
– Legado y compromiso –
Para anclar de manera duradera el recuerdo de su madre, Guillermo y Enrique encargaron igualmente una estatua de Diana que será erigida posteriormente —lo más probable antes de finales de año— en los jardines de Kensington.
Fue este proceso de legado lo que les empujó a romper años de silencio oficial entorno a su madre para hablar de ella por primera vez a corazón abierto, en un documental emitido en julio en la cadena de televisión británica ITV.
“Enrique y yo sentimos intensamente que queremos celebrar su vida”, dijo Guillermo, de 35 años, en el documental en el que su hermano y él evocan una herida aún viva.
Los dos príncipes, que remplazaron a su madre ante los focos de las cámaras y en las portadas de los tabloides, recuperaron también el testigo de sus compromisos oficiales, desde la lucha contra las minas antipersona a la defensa de los sin techo, pasando por la sensibilización sobre los problemas de salud mental.
La influencia de Diana sobre la monarquía continuó incluso después de su muerte, la cual dañó gravemente la imagen de los Windsor. La reina Isabel II fue especialmente vilipendiada por su supuesta insensibilidad ante el fallecimiento de su exnuera y el dolor de sus súbditos. Obligada a modernizarse, esta familia real, que la princesa de Gales decía deshonrar, salió reforzada del drama.
La soberana es actualmente más respetada que nunca, en un momento en el que su reinado bate récords de longevidad. La joven generación, entre ellos Guillermo, su esposa Catalina y sus dos hijos, trajeron un aire de frescura a Buckingham. Y el príncipe Carlos, del que Diana se divorció en 1996, se volvió a casar con su amante Camila y se prepara para subir un día al trono.