El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, pidió nuevamente este jueves a Birmania un “cese de las operaciones militares” en el oeste del país y “un acceso sin obstáculos para la ayuda humanitaria”, especialmente dirigida a la minoría rohinyá.
Durante una comparecencia en el Consejo de Seguridad, reunido en una sesión pública poco habitual sobre Birmania, Guterres pidió también al gobierno birmano “asegurar el regreso en seguridad, voluntario, digno y durable” a sus regiones de origen de los refugiados que han huido a Bangladés.
“La realidad en el terreno pide una acción -una acción rápida- para proteger a la gente, atenuar el sufrimiento, impedir más inestabilidad, ocuparse de las raíces del problema y asegurar una solución duradera”, indicó el Secretario General de Naciones Unidas.
La situación se ha convertido en “una pesadilla humanitaria y en el ámbito de los derechos humanos”, señaló.
Aludiendo a testimonios que dan cuenta de un “recurso excesivo a la violencia y serias violaciones de los derechos humanos”, “disparos a ciegas”, una utilización “de minas” y “violencias sexuales”, el jefe de la ONU señaló que era “inaceptable”.
Esto tiene que “cesar inmediatamente”, insistió.
Si no se hace nada para “acabar con esta violencia sistemática”, se “corre el riesgo de extenderse en el centro del estado de Rakáin, donde 250.000 musulmanes más podrían ser obligados a huir”, dijo Guterres.
Guterres añadió que el 9 de octubre se celebrará una conferencia de donantes, sin precisar dónde.
El éxodo de rohinyás de Birmania superó este jueves la barrera simbólica del medio millón de refugiados que han llegado a Bangladés desde finales de agosto.