China se vio obligada a aplazar dos misiones lunares tras el fallido lanzamiento, en junio, de un cohete, anunció la prensa oficial, que se refirió a un revés inusual para las aspiraciones espaciales del gigante asiático.
Pekín ve la exploración del espacio, coordinada por el Estado Mayor del ejército, como un símbolo de la nueva potencia de China, auspiciada por el Partido Comunista en el poder.
Sin embargo, los expertos de Pekín siguen tratando de entender las causas que provocaron el fracaso del lanzamiento, el 2 de julio, de un cohete Larga Marcha 5, un lanzador de gran capacidad que debía poner en órbita un satélite de comunicaciones, recogía esta semana el Diario de Ciencia y Teconolgía, citando al secretario general de la administración espacial china, Tian Yulong.
Las autoridades no han facilitado ningún detalle sobre el incidente ocurrido después del lanzamiento, efectuado en la base de Wenchang, en la isla de Hainan (sur).
Por este fracaso, China tendrá que postergar el lanzamiento de dos sondas lunares: Chang’e 5, que debía recolectar muestras de la superficie lunar en el segundo semestre de 2017, y Chang’e 4, que debía posarse en la cara oculta de la Luna en 2018.
Las nuevas fechas del lanzamiento se anunciarán antes de que termine el año, destacó Tian.
El lanzamiento de un módulo central de la futura estación espacial china, previsto en principio para el año próximo, tendrá que esperar a 2019, según la misma fuente.
El cohete Larga Marcha 5 es el lanzador más potente jamás enviado al espacio por los ingenieros chinos. El primer vuelo, exitoso, tuvo lugar en noviembre de 2016.
El fracaso de julio supuso un error inusual en el ambicioso programa aeroespacial chino, en el que le régimen comunista ha invertido miles de millones de dólares, con el objetivo de alcanzar el nivel de Rusia, Europa y Estados Unidos.