“Poner los codos en la mesa es de mala educación”, nos decían cuando éramos niños -y a veces nos lo recuerdan-, pero ¿de dónde viene esta costumbre? Yo te cuento.
En la época medieval en las posadas y tabernas, existían mesas muy largas y la gente compartía sentados en bancas igual de largas; la mayoría de las veces el espacio era insuficiente, entonces se apretujaban de tal manera que si subían los codos a la mesa, no había espacio para que todos comieran, por eso se tenía como regla de cortesía no subir los codos para permitir que los demás tuvieran espacio para comer. Al parecer la regla continúa utilizándose, a pesar que ahora, en la mayoría de los casos sobra espacio en la mesa.
Interesante ¿No?