Ser niño pareciera que no es una etapa biológica del ser humano, como si se tratara de una cuestión de actitud o ese impulso que la nostalgia nos pone para continuar luchando cada día. Ser niño significa creer en el amor incondicionalmente, en la magia, nos permite ver más allá de nuestras narices, nos permite soñar y por muy poético que suene, nos permite vivir mejor la vida.
Con el solo hecho de compartir con nuestros amigos o ver la tele más tiempo que el normal, convertíamos cada rutina en una hazaña fuera de este mundo. Ahora he escuchado una infinidad de veces decir ¡ es que la vida antes era mejor ¡ ¡ la TV la hacían mejor ¡ ¡ es que la comida era mucho mejor antes ¡ ¡ cuando era niño, yo si sabía jugar, no como ahora ¡. Esto me hace llegar a una conclusión, y es que… ¿acaso no es que ha cambiado la visión de cómo analizamos las cosas?
A lo mejor la televisión, la comida, los juegos y la vida sigue siendo exactamente la misma. Cuando eres niño la verdad no tienes preocupaciones, aun no te has contagiado de las “enfermedades de adulto” como la prisa, la amargura, la pereza, la preocupación, la ambición, la hipocresía, etc.
Cuando impartía clases en la universidad le huía como ladrón de banco a una catedra que se llama “Análisis Final”, una especie de psicología privada. Y le huía porque se convertía en algo tan tedioso para mis alumnos y es que como seres humanos caemos en el error que cuando creemos saber algo, muy pocas veces buscamos los recursos para alimentar y enriquecer de experiencias y conocimiento cada conversación. En una parte del libro de texto decía “Los primeros 6 años de la vida, son vitales para hacer la diferencia los 74 años restantes”, poniendo como ejemplo que el humano viviera en promedio 80.
Esto nos concede una gran responsabilidad como padres, como abuelos, como profesores, como comunicadores, como ciudadanos y la pregunta que nadie se quiere hacer es ¿realmente le estamos brindando una infancia de calidad a nuestros niños?
Hay momentos en que logro poner en blanco la mente y me quedo analizando fijamente a mi bebe, Pablo Renato. No hay día que no me sorprenda el ingenio con que resuelve a su manera la vida, con la creatividad con que soluciona los problemas, el positivismo que inyecta con cada comentario que al oído del adulto pareciera una cosa absurda, pero en su pequeño mundo es la respuesta a cualquier difícil ecuación.
De niño hasta la envidia era sana, no te importaba quedar bien con nadie a menos que fuera con tus abuelitos para que al final de la tarde te pasaran un billetito por debajo de la mesa como sí se tratara de una fuerte transacción de drogas o algo similar. De niño si algo no te gustaba lo decías, con cosas tan sencillas como “esta comida no me gusta”. Seguro la respuesta nunca fue la que esperamos, pero no nos daba temor el decirlo.
Amigo lector, hoy solo quiero pedirte que por lo menos una vez al día puedas inyectarte de esa energía infantil que ha hecho a grandes hombres mover ciudades enteras, como Walt Disney y sus mágicas historias, Stephen King y sus aventuras llenas de misterio o el mismísimo Roberto Gómez Bolaños y sus creaciones llenas de inocencia.
Hoy quiero compartirte 90 cosas que te permitían ser un niño feliz:
1. Portarse bien durante toda la semana significaba mantener la esperanza para que el domingo el premio fuera una visita al parque infantil Buenaventura, Esquilandia o el tren del Hipódromo del norte
2. Era más divertido ser ladrón cuando jugabas placa placa policía.
3. Siempre creíste que tener una computadora te haría igual de inteligente que Doogie Howser.
4. Ponerle un bote de jugo o una lata a la llanta trasera de tu bicicleta te permitía tener una moto en pocos segundos.
5. Hacer guerritas significaba llenar globos con agua y lanzarlos desde el segundo piso.
6. En lo menos que pensabas era en las dietas y lograr un 2 X 1 en comida rápida era la sensación. Sobre todo cuando además del 2 X 1 lograbas el muñequito de promoción.
7. Ahora mueres por un automóvil último modelo. Antes morías por tener el Nintendo con su alfombra incluida y la pistola para duck hunter
8. Conociste el amor viendo la telenovela “Alcanzar una estrella”.
9. Ver “No Claudiques” con Cesar Guzmán significaba que en pocos minutos empezaría Chiquilladas.
10. Si tenías el XHGC Canal 5 de México estabas en la onda. Eso significaba que podías ver los supercampeones a las 7 de la noche.
11. No había nada más excitante que una casa con timbre. Jugar” toca timbres” era más emocionante que las aventuras de Indiana Jones.
12. Estar en la calle después de las 8 de la noche era para ti un acto de rebeldía.
13. Jugar cincos con una “chimbonbona” te aseguraba la victoria.
14. El gran sueño de todos era participar en el panel de “Así se contesta” o mejor aún, ir a la grabación de alguno de los shows de La Madrina Carolina.
15. Ibas a Pollo Campero solo cuando cumplías años. Pedias un menú de dos piezas, ensalada de repollo y para cerrar con broche de oro una súper tartaleta de melocotón.
16. La mejor nave del mundo era la que estaba en los juegos del Rosti Pollo Chapín ubicado en la Roosevelt.
17. Los estrenos de navidad te los compraban en el almacén Kinder.
18. Viste algún estreno antes que los demás en el canal Request. Ese que cada inicio de mes se perdía por 5 días mientras que el cable operador lograba sintonizarlo para seguir pirateando la señal.
19. Te obligaban a ver Teleprensa a la 1 de la tarde.
20. Los sábados a medio día eran única y exclusivamente para ver el Gran Chaparral y Bonanza en el canal 11.
21. Aprendiste a hacer el dormilón, el puente o el teleférico con un Yoyo Duncan, de esos que vendían en Paiz.
22. Sabías que los mejores trompos eran los de madera, esos mismos que vendían en el mercado central.
23. Comer papas fritas con helado de fresa era como tocar el cielo con los 5 dedos.
24. Soñaste más de alguna vez con ir a México y visitar la vecindad del chavo o visitar en Familia con Chabelo y jugar a la cataficcia.
25. Te parecía sexy Lucerito.
26. Cada vez que mirabas una camioneta negra le decías a papá: Mira, allí va la camioneta de los magníficos.
27. Las invitaciones para tu piñata fueron de la abejita maya, bombitas o el capitán cavernícola.
28. Jugar muñecas era solo para niñas. Jugar carritos era solo para niños. Pero lo bueno venía cuando había que jugar escondite o chibiricuarta. Y mejor si te tocaba en el equipo de la niña que te gustaba.
29. Tuviste un amigo de la infancia que le decían el gordo. Ir a su casa era como visitar Disney World. La mamá del “gordo” siempre servía refacción a las 4. Panitos Winni y un delicioso vaso de chocolate preparado marca “Rocket”.
30. La primera computadora que viste en tu vida fue en la Plaza del Sol.
31. Soñabas con las bicicletas que vendían en Interfer. Esa bendita feria que ponían en noviembre allá en el parque de la industria.
32. Te quitaste la sed con una naranjita bien fría o un refresco sipi, chato o un rinquincalla.
33. Probaste las McEmpanadas o el sabor de las hamburguesas al carbón de Burger Shop.
34. Fuiste de los pocos en ver al Restaurante “Los Pollos” como un centro de reunión familiar y no una venta de licor de mala muerte como en los últimos años.
35. Lo poco que sabes de la Biblia lo aprendiste viendo la casa voladora o el súper libro.
36. Antes de llorar con música ranchera, lloraste con la canción del soldado que pasaban cada hora en el desaparecido canal 5.
37. No tuviste necesidad de ver el MTV para ver videos musicales. Lo disfrutabas en el recordado Canal 25, la imagen del éxito. Y lo mejor de todo era que a las 7 de la noche pasaban el resumen deportivo con música de 2 Unlimited de fondo.
38. No lo niegues, tuviste tenis con olor a chicle, importados de la hermana ciudad de Tapachula o tenis con luces en la suela.
39. Llenaste de figuritas adhesivas de He-man o los Thundercats el ropero de tus papas.
40. Coleccionaste todos los vasos de Batman, aquellos que regalaba la Pepsi Cola.
41. Celebrar tu cumpleaños en Chévere era despertar la envidia de todos los vecinos en el barrio.
42. Viste los inicios acolochados de Maritza Ruiz o te enteraste del acontecer nacional en el noticiero “Aquí el mundo” con el apreciado Otto Fernando Soberanis.
43. Cuando tenías juguete nuevo, procurabas despertarte a media noche para jugar por algunos minutos con la novedad. No lo niegues, lo hiciste.
44. No faltó el amiguito que te lleno de miedo al decirte que el eclipse solar de 1991 sería el inicio del fin del mundo
45. Tu fortuna necesaria eran 20 centavos. Te alcanzaba para un Tortrix de 5 centavos, una gaseosa de 10 centavos y varios chicles Corvis.
46. Guardaste los pasajes con el número 21. Bueno, como recomendación de los más grandes de la cuadra y hasta muchos años después supiste de que se trataba el juego. Y como dejar atrás a los inspectores que se subían a las camionetas para romperte el ticket.
47. Como mamá no tenía para comprarte Nintendo te compro un Microchip Family Computer y un casette con más de 1000 juegos chinos incluyendo súper Mario Bross 1.
48. El gordito que ponía la pelota era el que marcaba el tiempo del juego, seleccionaba a los jugadores y que portería le tocaba a cada equipo.
49. Las resorteras eran un artículo prohibido en cualquier establecimiento educativo.
50. Pasaste por la penosa experiencia de usar zapatitos Penny, Aetos y usar zapatos de futbol Pele que te convertían en un crack del futbol. Como olvidar esos anuncios en el Deportito con el famoso jugador Selvin Padilla.
51. Tus radios favoritas eran la Yosi Sideral y Atmósfera 96.5
52. La primera vez que viste Los Simpson fue en el canal 7 de Tv Azteca México. De los primeros canales que tenía el cable de aquella época. Claro, como olvidar la revista Forbes que vendían en la Samaritana.
53. Te bañaron con Glemo Shampoo.
54. No te importo pasar horas y horas esperando el mágico desfile navideño de Paiz y sus proveedores.
55. Si te portabas bien papa te daba 25 centavos para ir a la tienda al final del día y disfrutar de las aventuras del chapulín colorado junto a un delicioso Chocolate Sharp, el gusto de la vida.
56. Todos tienen una anécdota de fiesta de 15 años o boda, en donde tuvieron el honor de ver tocar en vivo a la FM de Zacapa, Grupo Rana, La gran familia, la tripulación entre otros.
57. El tacuche y la camisa de las fiestas “caqueras” se compraban en Distefano o Sombol.
58. No lo niegues, pero alguna vez le pediste a papá que para tu cumpleaños te regalara a Kit, el auto fantástico o la casa de las Barbie con Ken incluido, pero que fuera real.
59. Por más que quieras olvidar esta parte de tu vida no podrás. Lloraste con Candy White Ardley.
60. Usaste la frase “De que estas hablando Willis”, en honor a Blanco y Negro.
61. Que rico era ir a los cumpleaños y que te sirvieran papalinas, horchata y en las sorpresas viniera una bolsa de Cheex Trix y un Duvalin.
62. Ir a hacer mandados con mamá a la zona 1 era una odisea. Montar los típicos ruleteros y comer en la pizza Grizzly de la sexta avenida. Comprar pan en la plaza Vivar, pasar “vitrineando” al Capítol y tomar la camioneta en la 18 calle.
63. Tuviste patines blancos con 4 rueditas rojas y te fascinaba Skate Track, allá en la Roosevelt.
64. Ver un acetato rayado era la muerte para papá. Ya sabías que esas joyas no se tocaban por nada del mundo.
65. Cuando no se lograban los jugadores necesarios para el partido de futbol, todo se resolvía con un “sacarrin”.
66. Disfrutar de un rico Hot Dog y ver los partidos de Baseball con la narración de Abdón Rodríguez era una experiencia de otro mundo los sábados casi llegando la noche.
67. Reíste con la llorona, papel interpretado por Paquito Medina en el recordado programa “Campiña”
68. Chalo Hernández fue el “Don Francisco” para muchos de nuestra generación.
69. Cuando empezaba Porcel sabías que era hora de dormir.
70. Solo para ocasiones especiales te llevaban a comer a Tambasco o Auto Mariscos, a la par de Megacentro.
71. Todavía escuchaste anuncios de cigarros en la radio, como aquel de Belmont y el tema de Dirty Dancing o viste al súper héroe de Rubios, el sabor ganador. Hacía un puente y pavimentaba una calle, el solo y en un minuto.
72. Conociste el espacio, coleccionando 5 tapitas de Pepsi Cola y subiéndote en el parqueo de cualquier centro comercial a la nave espacial Rocket.
73. Mamá tenía sus ahorros en el Banex. Papá los tenía en el Lloysd Bank.
74. No había nada mejor que ir a alquilar películas con membresía. Esos VHS eran divinos.
75. La cena de los sábados en la noche eran tamal, pan francés, café y Don Francisco.
76. Los cassettes eran la onda, para regresar y atrasar se hacía con un lápiz o pluma, hoy en día ya no hay cassettes.
77. Para llamar a tus familiares a Estados Unidos había que ir a las cabinas de Guatel. Era maravilloso pensar como a través de un cable se podía hablar a miles de kilómetros de distancia.
78. El amueblado de sala papá lo compró en Kismet o Muebles Fiesta.
79. Cuando se trataba de comer cosas importadas, lo mejor era ir a Exclusivas allá en Peri Roosevelt. Allí la mayoría tuvimos nuestra primera experiencia religiosa comiendo los Capitan Crunch.
80. No sabíamos nada de política pero nos aprendimos aquella pegajosa canción política “Que bajen los frijoles, si si, que nos venga la paz, si si”. ¿ Ya se recordaron de que candidato les hablo ?
81. Los chistes al final del periódico los leíamos en el Grafico.
82. Todos sufrimos con los óvalos de Jaime Palma.
83. Terminar el fin de semana bien, significaba ver Siempre en Domingo con Raúl Velasco.
84. Cantamos más de alguna vez aquel famoso anuncio que decía “Es mi mochila, es mi mochila”. Eso marcaba que el año escolar estaba empezando.
85. Huíamos a los lunes, no por lo tedioso del día sino por las mañanas cívicas. Tenías que estar formado debajo del sol más de dos horas, zapatos bien lustrados y pañuelo blanco limpio en la bolsa derecha del pantalón.
86. Comprar Pizerolas significaban dos cosas: a) Que ibas a deleitarte de una rica chuchería b) Tenias la esperanza que te saliera un Megatazo. Esos eran galletudos.
87. Entendiste que el chato más horrible era el de cola y el sipi más rico era el de Lima Limón.
88. Te parecía tan tonto el anuncio de galletas Chiky “Por arriba, por abajo” pero a la hora de la refacción, cuando abrías tu paquete de galletas con chocolate hacías el mismo tonto comentario “Por arriba, o por abajo”
89. Pedirle una choca a mamá para irse a las maquinitas y ver quien era mejor en el Street Fighter.
90. Jugar a ser: Soldado, Power Ranger o algo similar y tomártelo muy en serio. Y de esta manera espero que hayan podido viajar a través del tiempo y recordar aquellos maravillosos momentos DE NIÑO!!!
Abrazos,
Juan Pablo Mata