El hombre solitario que se movía discreto por su barrio, nunca cercano a sus vecinos, nada hablador: Stephen Paddock encaja perfectamente en el patrón de los autores de tiroteos masivos en Estados Unidos.
Contador público de 64 años, retirado y sin antecedentes penales, Paddock mató a 58 personas e hirió a más de 500 cuando abrió fuego contra una multitud que asistía a un concierto de música country en Las Vegas.
Vecinos en Mesquite, un pueblo de 20.000 habitantes que crece con casinos a 130 km de la meca del juego, estaban impactados al descubrir que el hombre atrás del tiroteo más letal de la historia reciente del país vivía a la vuelta de la esquina.
“No me di cuenta hasta que empecé a ver los noticieros de que este lunático vivía aquí mismo”, dijo a la AFP un vecino, Rod Sweningson, cuya casa está a pocos metros de la de Paddock. “Cuando escuché que vivía en Mesquite y vi todo el tráfico cayó la ficha”.
Sweiningson recordó cuando el FBI advirtió a los vecinos que escucharían un ruido cuando los agentes volaran la puerta para entrar en la casa del asesino.
Hallaron 19 armas de fuego, varios kilos de explosivos y miles de municiones, que se suman a las 23 armas -16 rifles de asalto- encontradas en su habitación en el piso 32 del Mandalay Bay hotel, desde donde disparó a las miles de personas que asistían al concierto, para luego quitarse la vida.
Sweningson describió esa parte de Mesquite como una “comunidad tranquila” donde la seguridad no es una preocupación.
“Ni pensamos en cerrar las puertas con seguro”, indicó asegurando que raramente vio a Paddock en la calle a pesar de vivir cerca. “Pudimos habernos cruzado yendo al buzón del correo -eso pudo pasar varias veces-, pero aún así, no puedo decir que lo conozco”, aseguró.
– Fuera del radar –
Los vecinos especularon que Paddock jugaba golf y que a veces se le veía tomando almuerzo en un club para ancianos, aunque el personal dijo no tener su nombre en la lista de visitantes y ni reconocer su cara, que aparece retratada como nunca en las pantallas de televisión.
La periodista Teri Nehrenz recordó que vivía en el pueblo siguiente a Bath, Ohio, donde el “Caníbal de Milwaukee” Jeffrey Dahmer creció y que incluso salió con un muchacho que fue a la escuela con él.
“Eso era suficientemente malo y ahora esto. Es como una tendencia”, dijo esta mujer de 54 años, que cubrió eventos en Mesquite para un diario local por años y nunca vio a Paddock.
Estuvo siempre “fuera del radar” desde que se mudó de Florida hace dos años y era “notoriamente un desconocido”, añadió.
Aunque Cathy Brumandgin, una cajera en una tienda económica, lo recuerda en una cena en julio en el casino Eureka de la ciudad.
“Éramos seis en la mesa, cuatro de nuestra familia y él y su novia. Se estaba quejando acerca del vino”, dijo sobre el encuentro en el que intercambiaron cumplidos sobre la comida y la música.
Algunos de los vecinos de Paddock resultaron heridos, aunque nada crítico.
En su cuadra viven principalmente ancianos retirados, de los cuales muchos viajan en verano a lugares más frescos como Park City, Utah.
“Se respeta mucho la tranquilidad que muchos vienen a buscar, nadie se meterá en tus cosas”, dijo Nehrenz.