Por décadas los compradores de papas fritas en bolsa no han tenido otro remedio que sentirse estafados por la miserable cantidad de frituras que hay en su interior, pero ¿sabes porqué siempre hay una mitad de aire compartiendo espacio con tu botana favorita?
Aunque no lo creas, no es un capricho de las empresas productoras de papas fritas para ganar más dinero, sino una estrategia usada a nivel mundial para conservarlas con un mejor sabor y apariencia por mucho más tiempo.
Justo cuando creías que estabas pagando 10 o 12 pesos por una bolsa de aire, llega este dato: las papas fritas comerciales vienen en un envase metálico relleno de nitrógeno que protege su contenido de los golpes y el ajetreo típico de un producto así.
El que las papas que compras no lleguen hechas trizas a tus manos es gracias a que la mitad del espacio dentro de la bolsa es ocupado por ese gas que además sirve como conservador.
Se usa nitrógeno porque el oxígeno acelera el proceso de oxidación de un alimento como las papas, arruinándolas más rápidamente y volviéndolas menos apetitosas.
Es esa mitad de gas dentro de la bolsa lo que hace que las papitas se mantengan crujientes, con un atractivo color dorado pálido y con un olor que invita a comerlas en cuanto abres el envase que las contiene.