Ante la escasez de material médico, los doctores de una zona asediada de Siria se las arreglan como pueden, con operaciones quirúrgicas supervisadas vía Facebook, la fabricación casera de productos farmacéuticos o el uso de tubos respiratorios esterilizados más de una vez.
En un hospital de Duma, gran localidad de Guta Oriental, cerca de Damasco, a un paciente acaban de retirarle los puntos de sutura, en una improvisada sala de operaciones.
En lugar de tirar los guantes médicos manchados de sangre, como es habitual, el cirujano y los enfermeros van a lavarlos con agua y jabón, antes de esterilizarlos para volverlos a usar.
Igual ocurre con los puntos de sutura. “Tras retirarlos, los lavamos y esterilizamos de nuevo”, explica Anas Daher, enfermero de 23 años.
Desde 2013, las fuerzas del régimen de Bashar al Asad someten a esta región al este de Damasco a un despiadado asedio, que provoca penurias de alimentos y medicamentos.
La situación es tal que la ONU reclamó el jueves la evacuación de 400 enfermos, de ellos 29 en peligro de muerte, incluidos 18 niños. Pidió una “alto el fuego” para facilitar estas evacuaciones.
Aunque Guta Oriental es una de las cuatro zonas de distensión instauradas por los ‘padrinos’ internacionales para poner fin a los combates, la zona conoce en los últimos días un recrudecimiento de los bombardeos del régimen.
‘Lavar y esterilizar’
En el hospital de Duma, los guantes son llevados a una pieza vecina y colocados durante 24 horas en un frasco, herméticamente cerrado, con comprimidos de esterilización.
“Nosotros, médicos de Guta Oriental, seguimos procedimientos que no son recomendables en el plano médico”, se lamenta Mohamad al Omar, que dirige el departamento de cirugía.
Además de tener que esterilizar de nuevo “la mayor parte del material”, los médicos deben racionar los medicamentos y prescribir a los pacientes la mitad de las dosis, o darles medicamentos caducados.
Los hospitales deben limitar las operaciones, y realizar solamente las urgentes. Los cirujanos aún presentes en la zona deben realizar cirugías ajenas a su especialidad.
En octubre, Hosam Adnan y otros tres cirujanos tuvieron que operar a un bebé que sufría una malformación del esófago. Pero ninguno de ellos era especialista en cirugía pediátrica.
Un colega en el extranjero los guió por videoconferencia, vía Facebook.
“En situación normal, este tipo de paciente sería transferido a Damasco. Pero debido al asedio, estamos obligados a hacer aquí las operaciones”, explica Adnan, de 44 años.
“El corazón del niño se ralentizó durante algunos instantes, y sentimos que nuestro propio corazón se paraba. Conseguimos recuperar su pulso y salvarlo”, relata el doctor.
Pero debido a la desnutrición y por falta de medicamentos, el bebé murió 48 horas más tarde.
En una casa sin muebles en Duma, Suzanne mezcla polvo de arroz con un poco de agua, y hace hervir la mixtura, que será la comida principal de su hija de nueve meses.
“No habrá suficiente arroz para el mes (…) la mayor parte del tiempo, le doy apenas yogur”, dice la joven madre trentenaria.
Fuente: AFP